Capítulo 7

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Que iluso había sido al creer que el abuso en la universidad había parado aunque sea un poco.
Siendo sincero consigo mismo, hubiera preferido que le continúen lanzando bolas de papel y que sus compañeros sigan con las estúpidas burlas.

Ya le había resultado extraño que los jóvenes se tranquilizaran de la noche a la mañana y debía haberse esperado que se lanzaran contra él a la primera que tuvieran oportunidad.

Su rostro se encontraba adormecido por los golpes y él solo podía mantenerse recostado en posición fetal mientras se cubría su estómago al igual que su cabeza.

¡Era humillante!

Era humillante verse a si mismo tirado en el suelo del baño mientras el grupo dejaba caer sus pies contra su cuerpo con la suficiente fuerza como para hacerlo temblar.
Intentaba no llorar porque eso solo sería un nuevo motivo de burla.

Los pocos chicos que habían entrado al lugar, volvían a salir cerrando la puerta detrás de ellos e Itachi podía confirmar que la sociedad era una mierda egoísta que se cubrían bajo las buenas palabras.

Ni un solo alumno se había atrevido a pedir que lo dejaran tranquilo y si no se sentían seguros al hacerlo, el azabache les hubiera agradecido si informaban a algún profesor de lo que estaba ocurriendo en ese momento.
Sin embargo, ninguna persona con poder en esa institución ingresaba por la puerta.

—Quisiera saber algo...—Itachi se intentó tapar a si mismo un poco más al oír la voz de Hidan.— ¿Cómo demonios hiciste para que Uzumaki te protegiera?

El chico se acuclilló frente a él, tomó el largo cabello de su compañero y tiró de el hasta que logró sentarlo mientras lo miraba con una pequeña sonrisa a la espera de una respuesta.

—Naruto no me protege.—Murmuró. El dolor en su garganta se intensificó en el momento en que tragó saliva y el sabor metálico de la sangre en su boca inundaba su lengua por completo.

Una sonora carcajada se escuchó del chico de cabello plateado. Por fin su ojo se mantenía abierto, pero el color morado que obtuvo por la pelea con el rubio permanecía allí como si quisiera ser una marca permanente.

—¿Me lo estás negando? Si supiera de esto, estaría aquí tocándome las pelotas para que deje de molestarte.—Dijo con tono divertido.

Itachi sonrió, aún cuando aquella acción tan sencilla envió punzadas de dolor en su rostro.

—Ten cuidado sobre lo que dices, no vaya a ser que mañana aparezcas con el otro ojo morado.

Cerró sus ojos cuando las náuseas llegaron a él al sentir el escupitajo de Hidan en su rostro.
Como pudo, inclinó su cabeza y limpió la saliva con su hombro.

—Quizás si seas homosexual.—Rio.— ¿Te acuestas con él?—Itachi no respondió.— Aunque admito que sería algo sorprendente ¿No lo crees? Nunca en mi vida podría imaginarme a Uzumaki con un chico. Mucho menos con alguien como tú.—Dijo mirándolo con desprecio. Hidan empujó su cabeza hacia un lado y se levantó.— Ya me aburrí. Vámonos.

El grupo salió del lugar dejándolo allí tirado. En su ropa tenía las marcas de tierra de las zapatillas. Parte de su camiseta se encontraba ensangrentada y rota.

Podía sentir sus ojos arder ante las ganas de llorar y aunque las lágrimas habían comenzado a bajar lentamente a la vez que un nudo se formaba en su garganta, él no se quejó.

No quería darse por vencido, pero sentía que poco a poco sus fuerzas le fallaban.
Su mente estaba cansada de soportar tanta mierda.

Soportaba por sus padres, porque sabía lo que sufrirían si algo le llegara a pasar.
Soportaba porque esperaba no volver a ver a sus compañeros luego de salir de la universidad. Soportaba intentando convencerse de que pronto todo terminaría.

Cartas (NaruIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora