Capítulo 10

128 22 1
                                    

Catra ahora conocía cuál era la calle Wallaby 42 Sydney, había quedado con traumas por la traición de Scar a Mufasa, así como también tenía miedo que alguien viniera a matarla como querían hacerlo con la Bestia. ¿Acaso Adora la protegería al igual que Bella si eso pasaba?

Eran las seis de la mañana y Catra ya tenía un millón de pensamientos rondando en su cabeza. Se había vuelto a transformar en humana, sin embargo, está vez no hubo sangrado ni desmayos. Aún así prefirió no levantarse de la cama, el motivo ganador era porque mantenía a la rubia acomodada entre sus brazos y, por suerte, no la había babeado.

Por los primeros rayos del sol que daban en las doradas pestañas, los ojos de Adora comenzaron a abrirse, Catra analizaba curiosamente el color cielo que se hacía visible entre sus constantes parpadeos. Aunque seguía procesando el haberse despertado, la rubia se percató que los ojos felinos la estaban observando, por lo qué, divertida, decidió prestarles la misma atención que le daban a ella. La lucha silenciosa entre los diferentes pares de iris parecia no tener fin. Al principio, la ojiazul le había seguido el juego por mero fastidio, pero ahora, existía un magnetismo del que era imposible no sentirse atraída.

-¿Por qué me miras? -cuestionó Adora ya inquieta.

La morena alzó los hombros en señal de respuesta, lo que Adora solo sobrellevó rodando lo ojos. Se sentó en la cama mientras estiraba los brazos.

-Mi hermana nos llevará a un lugar hoy, así que arréglate antes de que venga de impertinente a la habitación.

Sobó con aspereza sus párpados, para después levantarse de la cama y tomar su toalla. Se giró para ver al ser en su cama que la seguía con la mirada. Cómo si el sol hubiera iluminado su cerebro, la rubia arrugó el ceño ante lo que recién se habia percatado.

-¿Te has bañado en estos días?

-Sí, los gatos utilizamos la lengua para eso.

-Bueno, ahora la mayor parte de tu tiempo no eres un gato.

-¿Y que quieres que haga?

-Ven aquí -indicó haciendo un gesto con su mano.

Mostrándose desconfiada, Catra se dirigió hacia ella, quien al tenerla cerca, la tomó de su mano y la adentró en el baño. El interior de este consistia en un inodoro, un espejo, varias estanterías y una gran tina. Adora abrió la llave para que la tina comenzará a llenarse. Catra, por su lado, miraba caer el agua con recelo, el solo mirar cómo caía le ponía los pelos de punta. La rubia contuvo una risa al ver su expresion. Cuando el agua llegó a su punto, Adora volteó a ver a Catra.

-Entra -señaló con un ademán.

-Estas loca, voy ahogarme ahí dentro.

-Catra no seas exagerada -rió sin despegar la vista de sus ojos, pero estos parecían reacios-. Se nos hace tarde.

-No lo haré.

-Mete un pie primero.

-No.

-Catra -insistió impaciente.

La morena le hizo un gesto de desprecio al agua. ¿Por qué tenía que existir? De mala gana, alzó su pie para posicionarlo por encima de la tina. Sus dedos aún estaban a una altura considerable de tocar el agua.

-Solo mete el pie.

-Podrias esperar un segundo.

Uno, dos, tres, cuatro segundos.

El pie de Catra seguía a la misma distancia del agua. Adora no aguanto más y, aprovechando su postura inestable, empujó a Catra dentro de la bañera. La morena cayó estrepitosamente dentro de ella, sintiendo el agua como potencial enemiga de su piel. Desesperada, buscó la orilla de la bañera, para luego salir resbalandose por los azulejos del suelo. Llegó a la salida del baño aún indignada por la acción de la rubia, quien no dejaba de reírse a carcajadas.

Catra At MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora