Capítulo 6

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En ese momento, habían un millón de preguntas maquinandose en la cabeza de Adora. La chica a la distancia era de una hermosa piel canela, de su tenue sonrisa asomaban dos colmillos, su cabeza estaba adornada por dos tiernas orejas y, tras su espalda, se meneaba una ligera y larga cola. Pero lo que más le impactaba del ser en frente eran sus electrizantes ojos de diferentes colores.

—T-tú, T-tú...

La rubia intentaba decir algo más que balbuceos, sin embargo, su instinto la estaba orillando a gritar. Y Catra no quería que eso pasara. Cuando la rubia estaba apunto de hacerlo, su terror de media noche ya se había levantado para taparle la boca.

Ahora la morena tenía la mitad de su cuerpo recostado sobre el de ella. Sus rostros estaban a centímetros de distancia, podia detallar con más precisión aquellos ojos felinos y cómo sus mejillas estaban salpicadas por pecas diminutas. Sentía las garras conservadas de la castaña presionando sobre los lados de su boca.

Adora se alejó hacia atrás instintivamente, lo que la llevo a tropezar sobre sus talones.

—N-no. N-no es posible que seas...

Catra le sonrió dando unos pasos hacía atrás. Ella tenía que demostrárselo.

—Lo soy, Adora.

Cerrando los ojos en un gesto de concentración, un alo de luz roja broto de ella y en un segundo volvió convertirse en ese pequeño ser. Había quedado atrapada en la playera que traía puesta, por lo que busco uno de los orificios y salió serenamente. La felina ronroneó y Adora seguía sin entender lo que sus ojos estaban apreciando. Seguramente había inhalado esporas de hongos en el bosque, porque no se le ocurría otra explicación para justificar lo que estaba ocurriendo.

La felina cerró sus ojos y nuevamente regresó a su forma humana. Está vez, sin nada que la cubriera, encontrándose completamente desnuda a los ojos de la rubia.

La cara de Adora comenzó a enrojecerse.

—¡Vístete! ¡Vístete! —gritó lanzandole otra de sus playeras.

La joven tapó sus ojos con sus manos temblando por el nerviosismo. Convencida de que la otra había seguido la instrucción, comenzó a abrir un espacio entre sus dedos, pero Catra aún no tenía puesta su camisa. La rubia se volteó abrazando sus piernas ya desesperada.

—Mira, la gente normal usa camisas, no se queda desnuda frente a otra gente. Bueno, si lo hacen, pero el punto es que...

Detuvo su hablar cuando escuchó un ruido sordo a sus espaldas. Se volteó asustada y vió el cuerpo inherte de la chica en el suelo.

—No, no, no, no —. Sin importar qué, la ojiazul corrió rápidamente hacia ella—. Despiértate. ¡Vamos! ¿Que voy a hacer yo con una muerta? ¡Por Dios!

—Adora. ¿Está todo bien? —preguntó su hermana desde afuera junto a unos toques en la puerta. Al parecer había gritado demasiado fuerte.

—¡N-no¡... ¡S-sí! Digo... ¡Estoy leyendo algo!

Mara se quedó un momento en su posición. La menor podía ser muy rara y eso a veces le preocupaba, pero le parecía bien que se distrajera con algo debido a las circunstancias. Con esa idea en mente decidió regresar a su habitación.

Mientras, Adora se encontraba arrodillada en el suelo junto al cuerpo de la morena. La había tapado con una sábana y ahora la estaba sacudiendo para que reaccionará, pero nada pasaba. Decidió cargarla para dejarla recostada sobre la cama. Se dió cuenta que estaba leyendo brotando un hilo de sangre de la nariz. La limpió constantemente hasta que el sangrado se detuvo. Catra aún no despertaba, la rubia mordió sus uñas asustada. Era como si la chica hubiese utilizado toda su energía para transformarse. Eso la hizo sentir algo culpable.

Catra At MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora