Capítulo 13

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El termino de la jornada llegó más pronto de lo esperado y quitando las escenas de celos, para Adora, fue un día bastante pasable. Se atrevería a decir que hasta divertido. Glimmer y Bow habían tomado caminos distintos para llegar a sus hogares, por lo que continuaba caminando junto a Catra. Sujetaba las tiras de su mochila mientras miraba el cielo con serenidad. Desvió su vista hacía a la morena, quien mantenía sus ojos al frente.

—¿Que tal te pareció?

—Fue... Fue... No sé cómo decirlo, pero me sentí bien.

—¿Lindo, maravilloso, pasable?

—Las dos primeras me suenan más —sonrió Catra sujetando con fuerza su cuaderno y lápiz. No hubo gran problema con su infiltración, los profesores solo le dijeron que no estaba en la lista y que la agregarían al día siguiente.

Adora sonrió ante la expresión de Catra.

—¿Podemos ir por el bosque? Hace días que no voy.

La rubia asintió con la cabeza. En esta ocasión, Catra sería la guía, pues ella no estaba familiarizada con el interior de este. Catra tomó su mano para que no se fuera de bruces contra las raíces o se resbalara por la humedad de la zona. Adora observaba con detenimiento su alrededor, parecía que estuvieran en lo más profundo del bosque. Todo lo que observaba era de distintas tonalidades verdosas. Los rayos del sol se adentraban entre las grandes copas de los árboles, creando pequeños alos de luz y colaborando a que se formará un mágico ambiente. Catra admiraba por momentos las expresiones de la rubia, que mantenía una sonrisa al dejarse cautivar por el paisaje. La morena decidió bajar su mirada al corazón.

Estaba rojo. Y el rojo era felicidad.

Pronto dejaron la profundidad del bosque para llegar a un lago, aquel en el que hace un año venían a jugar. Adora soltó el agarre de Catra para volver a admirar la belleza del lugar. Los frondosos árboles se alzaban ante el lago como si estuvieran observando en conjunto su belleza. El sol en todo su esplendor hacia que el agua brillara como si de oro puro se tratara.

—Estuvimos aquí —afirmó Adora en voz alta.

La morena asintió, viéndola dar vueltas por el lugar.

—¿Lo visitaste después de irme?

—No, pero recordaba el camino.

Adora le regaló una leve sonrisa, como una muestra de agradecimiento por traerla hasta allí. Luego, su vista fue a parar en el agua resplandicente, lo que la hizo pensar en algo importante.

—Ahora que recuerdo, Catra, no te has bañado.

—Claro que lo hice —renegó mirando hacia otro lado.

—¿Enserio?

—Que sí, tonta.

—Sabes —continuó acercándose peligrosamente hacía ella, la morena comenzó a dar pasos hacía atras, apretando sus labios para guardar una traviesa sonrisa — No... te... creo... ¡Nada!

Adora se abalanzó sobre ella, pero esta fue más rápida esquivandola y corriendo lejos de ella.

—¡Ven aquí!

Así comenzaron a correr una tras la otra, entre risas y carcajadas. Catra era increíblemente rápida, pero Adora estaba dispuesta a alcanzarla de cualquier manera. En medio del correteo, la rubia terminó por agarrarla del filo de la sudadera y la apegó hacía ella como la primera vez que la obligó a bañarse.

—¡No, Adora, no!

—¡Vamos, gatita!

Ambas terminaron cayendo a la orilla del lago, la mitad de su cuerpo ya estaba empapado. Adora comenzó a arrastrarla hacia lo profundo mientras Catra pataleaba sin cesar. No podía quejarse de la temperatura del agua, pues el sol la mantenía a una temperatura deliciosamente cálida, sin que está molestara su piel; aunque todavía estaba en proceso de acostumbrarse. Catra no puso mucha resistencia en salir y menos con esa conexión que la naturaleza le ofrecía. Aún con la ropa puesta, las dos comenzaron a juguetear entre sí, hechandose agua antes de que la otra pudiera notarlo, jalandose de la mano para zambullirse con ímpetu o, simplemente, deteniéndose entre jadeos para mirarse de una manera que todavía les costaba entender.

Catra At MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora