Capítulo 15

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La noche había llegado y con ella también Mara. La joven cansada, dejó salir un suspiro y se dió leves palmaditas en su frente, solía hacerlo cuando su estrés estaba a punto de alcanzar el límite. Dejó sobre la encimera las compras que había hecho en el camino y comenzó a organizarlas en la estantería. Mientras, se dedicó en llamar a Adora, pero la menor no se inmutó en contestarle. Debía tener puestos los audífonos o algo por el estilo. Al ser su deber de hermana mayor, subió las escaleras y entró sin previo aviso a la habitación.

Su hermana y C'yra estaban dormidas profundamente sobre la cama. La morena yacía cómoda entre los brazos de la rubia. Tal vez, inconscientemente, las dos se habían fundido en aquel inocente abrazo. Mara sonrió con ternura, cerró la puerta con cuidado de no despertarlas. Solo era cuestión de tiempo para que las dos comprendieran lo que sentían y cedieran a lo que realmente querían.

«Creo que te estás proyectando». Sugirió su subconsciente.

Ella negó con la cabeza, regresó a la sala y tomó el teléfono.

—Hope...—pronunciar su nombre aún le producía cosquillas en el estomago.

La mujer al otro lado de la línea, sonrió pegada al teléfono con una tonta sonrisa. Era cierto que tan solo hace una hora se habían visto, pero eso no le importaba. Extrañaba su presencia y, por favor, como le gustaba escuchar su voz.

—Mara —pronunció su nombre con delicadeza— ¿Está todo bien?

El silencio en la línea hizo que en el pecho de Hope, se instaurara una cierta preocupación. Mara ya se estaba arrepintiendo del, según ella, insensato arrebato.

¿Por qué la había llamado?

¿Acaso el miedo a la verdad era tan grande cómo para no poder descubrirlo sola?

Se intentaba decir a si misma que solo eran meras suposiciones, una simple jugarreta de su mente. No había nada que confirmar, pero es que se negaba a soltarlo. El haberlo visto de perfil por una milésima de segundo, había detonado en ella los pocos pero marcados recuerdos que aún conservaba en su alma.

Light Hope seguía en la línea, con la preocupación a tope por el silencio prolongado.

—Ya voy para allá...

—¡No! Todo esta bien, solo que... Creo que olvidé algo en tu oficina —excusó Mara con un horrible ardor en las mejillas.

Aquello era cierto, la gargantilla morada llevaba semanas bajo los gabinetes, pero no era eso lo que en un principio quería decirle.

—¿Es muy importante?

—No, no. Solo lo recordé.

A veces se arrepentía de lo impulsiva que podía ser. Después de todo, algo debía heredar de su madre.

—Debo irme. Lo siento si te preocupe.

—Mara, dime qué pasa —suplicó Hope a punto de tomar las llaves del coche.

—No es nada, te lo juro. Solo estoy estresada por lo de mi padre y bueno... Todo el asunto familiar.

Hope recordó su plática aquella mañana, sobre el diagnóstico de su padre y la visita que tendría que hacer a su madre al día siguiente. Había ido sola al internado las anteriores veces y todo lo que pasaba allí la terminaba empujando a llamadas en crisis durante las horas de la madrugada. Incluso a lo largo de la semana, la había encontrado llorando sola en el consultorio, así como limpiándose unas incipientes lágrimas en el espejo del baño.

Puede que la veterinaria en jefe tuviera agenda llena para el día siguiente, y siempre se había caracterizado en ser comprometida con su trabajo, pero alguien se había hecho lugar en su lista de prioridades. Ya no podía dejar que se enfrentará a eso sola, otra vez. Al menos no por ahora.

Catra At MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora