La segunda parte de: Mi Amada Rosa Negra
¡Hay vampiros en Beacon Hills!
El pueblo dominado por criaturas de la luna es invadido por una nueva especie peligrosa. Despiadados chupasangres.
Stiles Stilinski estaba logrando todas las cosas que se había...
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(Este capítulo contiene imágenes de apoyo para hacer más fácil fluir tu imaginación y no te pierdas ningún detalle. Disfruta.)
DOS AÑOS DESPUÉS.
En los límites de Beacon Hills, en medio del bosque del pueblo, Lydia Martin se había encargado de decorar todo. Le tomó siete meses organizar este evento y ella se ocuparía de que todo saliera perfecto, justo como estaba en los planes. En los planes y en las hojas que carga para todos lados esa mañana.
Es un viernes 10 de octubre, otoño. Lydia tenía absolutamente todo calculado para este día, incluso se había tomado la tarea de acomodar las hojas secas de los árboles estratégicamente en la tierra.
Stiles y Derek no habían llegado a mejor conclusión, ambos juntos estaban muy indecisos en cuanto a la boda. Oh si, olvide decirte esa parte, Derek y Stiles se van a casar... En fin, ambos estaban completamente indecisos con todo lo que tenía que ver con la boda. Derek solía responder con "lo que tu elijas estará bien" cada vez que stiles tenía una idea y cuando Derek se le ocurría algo stiles decía "me encanta, agrégalo". Eso no estuvo tan mal al principio, pero después de dos meses se dieron cuenta que solo tenían tres cosas listas y 87 cosas pendientes.
Ahí es cuando ambos estuvieron de acuerdo en que Lydia se hiciera cargo, y bueno la pelirroja Martin no dudó en tomar el trabajo apenas se lo ofrecieron.
Lydia se pasea por todo el lugar con su vestido rojo sangre, es de un tono rojo que casi llega al burdeo. Martin decidió que todos aquellos que tuvieran un papel relevante en la boda tendrían un color determinado.
Ella es una de las madrinas de la boda y los padrinos vestirán rojo oscuro, siguiendo con la paleta otoñal.
Su vestido llega hasta el suelo, tiene una abertura en la pierna izquierda. No es ninguna novedad que a Lydia el rojo siempre le ha sentado bien.
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Su cabello está completamente recogido, pues necesita hacer un montón de cosas y no tiene tiempo para que su cabello suelto se le interponga.
—¡PETER! .— chilla la pelirroja al ver al otro padrino de la boda.— pero ¿qué haces aquí bruto?
