Notas de una mente Bizarra

Nota 4

Pégate el tiro

Hazlo, güebón.

Busca la pistola, ponte frente al espejo y apreta el gatillo.

Aunque esa bicha tenga balas se va a trancar porque en tus manos no está la decisión de morir todavía.

Tu vida decide cuánto tiempo vivir por ti; decide cuánto sufres y cuánto gozas, independientemente de qué necesites o no.

Es así, así de injusta, malgeniada. Si la vida tuviera una figura, me la imaginaria como esas madres rezanderas, cascarrabias, estrictas y con un entrecejo eternamente fruncido. De esas a las que odias profunda e inmarsesiblemente. Obligandote a vivir no importa cómo, con que respires le basta y le sobra, el resto te lo deja como si cargar con su peso fuera fácil.

En cambio a la muerte... me la imagino de una manera en específica citando a Rosario Tijeras; como una puta. De mini falda, tacones rojos y manga sisa. Atractiva, atrayente, fácil y seductora. Necesitando de ti para poder alimentarse, por eso te rebaja el tiempo de su llegada a medida que te sientes más impasible e incomprendido.

Por ello la idea de morir, de pegarse un tiro, es la manera más fácil y atrayente a la hora de enfrentar un problema, en cambio vivirlo... es bochornoso e inapetecible y, muchas veces, innecesario.

Varias veces busqué a la puta, pero ella se resistió. Y yo como no soy jalabolas la dejé irse, sin detenerme a contemplarla, me aferré a la vida que también se comportaba como una matriarca a la que terminas sacándole el dedo cuando te vas de su cuidado, pero le peleé varias veces, hasta el día que me cansé y solo me dejé golpear. Luego me levantaba, me echaba pomada y seguía, sentarme a llorar tampoco me iba a salvar.

Por eso te digo; ¡Anda! ¡Pégate el tiro! Aprovecha que no tienes nada, si lo tuvieras todo lo habrías desperdiciado, aprovecha que tu vida es una mierda, no te motives. Anda con la puta, con la fácil, que nada te detenga.

Al final ¿qué? Lo único que pierdes es la vida y la oportunidad de limpiarte la mierda que te echaron encima, más nada.

Haz como yo, jala el gatillo. El mío se trancó y no me tocó de otra que vivir.

De todas formas, no me iban las putas.

Nunca me gustaron las cosas fáciles.