Nota 6

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Gotas para solitarios

Nunca había sabido porqué me gustaba tanto la lluvia.

Desde niña, mientras otros le huían por la gripa, la humedad o la nostalgia, yo me quedaba contemplándola por el tiempo que durase, como una vieja amiga a la que aparecía sin previo aviso.

La veía mojar la grama y los árboles volviéndolos más vivaces, llegaba a ver incluso el ambiente más colorido por la capa grisácea que se implantaba en el cielo.

Notaba también, que los lugares se volvían más solitario. Más silenciosos incluso. Mientras oía los pocos animales que salían por la humedad y el fresco aire, me imaginaba el número exacto de gotas que cayeran por segundo del firmanto al tiempo que me preguntaba.

«¿Por qué la mayoría de la gente le huye a la lluvia»

«¿Por qué todo se queda solo cuando"el cielo llora"»

«¿Y porqué le dicen que "llora" si lo que menos hace es llorar».

«¿Por qué la lluvia es tan buena para los melancólicos?»

«Por qué me gusta tanto cuando cuando el diluvio reina?»

Me enteré por un poema que leí que cuando la lluvia salpica, inunda y se expande es buena para los árboles, la hierba y el aire,
buena para las cosas que
viven solas.

«Ah, entiendo...», susurré para mí misma.

Notas de una mente BizarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora