Nota 18

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Enferma de gravedad

Un veneno que viene en forma de pastillas
me las trago y quedo
cómo un objeto salvo que, para mi desgracia,
yo respiro.

Odio esa sensación,
dicen que me sentiré mejor al tomarlas
pero me siento vaciada, hueca, maltrecha
prefería la zozobra, el desasosiego,
el dolor invisible que luego le sigue el dolor de los huesos.

Y la fiebre. Oh, de ella nunca quise librarme aunque me debilitaba, pero ¿no es así como se sienten los locos después de salir de su delirio?
Entiendo por qué les gusta seguir locos, a mí me gustaba el mío.

Idas al psicólogo, desmayos, neurólogo, perfíl veinte, análisis de sangre, de orina, de heces. Una fludil y luego una pastilla para dormir para acabar, de una vez por todas, con el insomnio, ocho horas después otra de color verde, no para estar feliz, sino para dejar de sentir tristeza, bloquearla, adormecerla. También funcionan para bloquear cualquier pensamiento negativo que experimente, solo será como “un descanso”, “tomar un respiro”, “quitarme un peso de encima”

Esto es el infierno.

Nunca me he sentido tan mal ahora que, según para mi propio bien, encontra de mi voluntad bloquearan lo que siento para salvarme.

¿Quién les dijo a ustedes que quiero que me salven?

Notas de una mente BizarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora