Capítulo/11

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No había puesto ni siquiera un pie en la cocina cuando su cuerpo fue tirado con fuerza hacia adelante, sintió como era alzado sorpresivamente por los glúteos, provocando que soltara un gritito de la impresión hasta que sintió que fue depositado sobre la mesada.

Y cuando estaba a punto de reclamar, sus labios fueron tomados por los de Soobin.

El menor había esperado horas para besarlo, horas que fueron como años, notando como Huening Kai no tardo en reaccionar, cerrando sus orbes oscuros para poder corresponder al beso.

Una de sus manos acuno la mejilla del mayor dejando leves caricias en su pómulo, mientras la que le quedaba libre la llevo hasta su cadera donde afianzo el agarre y lo acerco más a su cuerpo, no queriendo dejar ningún espacio libre entre ellos.

Huening Kai por su parte paso lentamente y con timidez sus manos por el cuello del rubio, inconscientemente adentro sus manos por el cabello casi largo del menor, sosteniéndolo con fuerza sin llegar a lastimarlo.

Los movimientos de sus labios eran de forma lenta y delicada, disfrutando del sabor, suavidad y grosor con cada vaivén, tan coordinados, era el paraíso encontrado en la boca ajena, la nueva adicción en el sabor que sus papilas eran degustadas, más de parte de Soobin, quien ya era un experto y trataba de memorizar cada rincón de la boca de Huening Kai.

Tan adictivos.

Su nuevo pasatiempo favorito sin duda eran los labios de su Hyung, tan sutiles, tan temblorosos, tan
tímidos, que con cada movimiento lo disfrutaba cada vez más y más, acompañado de delicados mordiscos.

Su Hyung era la gloria.

— M-Me vas a dejar sin... s-sin aire — hablo el pelinegro separándose abruptamente del beso, tomando aire por su boca totalmente sonrojado.

La risa armoniosa del rubio se dejo escuchar, provocando que el latir del corazoncito de Huening Kai retumbara más fuerte.

— No puedo evitarlo — le dijo descaradamente mientras rodeaba con sus manos la cintura del mayor para abrazarlo y enterrar su cara en el cuello acanelado.

Había pasado dos días, dos días en donde Soobin lo mataba a besos cada vez que podía, claro, después de lo que había pasado
en la oficina Huening Kai tuvo que admitir que le atraía un poco el menor, provocando que este ahora lo tratara con confianza de más.

Pero sorprendido de el mismo, ya no huía o no le disgustaba tanto como antes, lo iba aceptando de a poco, aquel chico con un feo trabajo le estaba atrayendo y Huening Kai tenia miedo.

— ¿Hoy iras a verme? — le pregunto provocando que el acanelado lo separa de su lado.

— ¿A t-tu trabajo? — pregunto esperando que no fuera así, pero renegó internamente cuando Soobin asintió — no quiero... — se quejo como niño chiquito y con un leve puchero.

Estaba cansado gracias a su trabajo de aquella mañana, además de que la pasa muy mal cuando va a ese bar gay o prostíbulo o lo que sea, pero la pasaba mal.

Pero Huening Kai vio como los ojitos de Soobin brillaban y un puchero se pinto en sus labios.

Como odiaba a Yeonjun en esos momentos, si no fuera por el, el rubio nunca hubiera sabido que su debilidad son las caritas adorables y suplicadoras.

— Prepare una coreo, una muy sexy y solo para ti — murmuro sin deshacer la expresión en su rostro.

— ¿Estas de broma? — le dijo con una ceja alzada, pero no llego a sonar tan ofensivo — no voy a ir y sabes porque — quiso que esa fuera su ultima palabra.

[ꪻꫀꪑρꪻ꠸ꪀᧁ] •SooKai•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora