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"Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados"

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"Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados"

- Ana Frank -





Hayley y Grace caminaban por las concurridas calles del pueblo, disfrutando de la cálida tarde de verano. El sol pintaba el cielo de tonos anaranjados mientras se dirigían a su destino favorito, la heladería local.

- ¿Qué sabor quieres, Grace? - preguntó Hayley mientras se detenían frente al escaparate lleno de helados de colores brillantes.

- Creo que voy mi antojo, quiero con chocolate - respondió Grace, sonriendo.

Mientras Hayley esperaba en la fila para hacer el pedido, Grace notó a un hombre solitario sentado en un banco cercano. Estaba vestido con una polera gris común y una expresión pensativa en el rostro. Se veía un poco desaliñado, como si hubiera pasado por algunas dificultades.

Grace sintió un impulso repentino de acercarse y ofrecer ayuda. Sacó un billete de diez dólares de su bolso y se dirigió a paso lento hasta donde se encontraba aquel misterioso hombre.

- Disculpa, ¿necesitas algo de ayuda? - preguntó Grace, extendiendo el billete hacia él.

El hombre la miró con curiosidad y un destello de desconfianza, el cual se ve borrado al ver que no era una amenaza, y Grace se dio cuenta de que no era un vagabundo como había pensado inicialmente. Sus ojos eran profundos y penetrantes, y parecían contener siglos de sabiduría.

- No, gracias. No necesito nada - respondió el hombre con una voz suave pero firme.

Grace se sintió un poco avergonzada por su error de juicio, pero decidió seguir adelante con su oferta de ayuda.

—Está bien, pero por si acaso. Aquí tienes 10 dólares. Puede que te sea útil más adelante... por ejemplo a mí siempre me da un antojo de algo, por ejemplo ahora vengo a comer helado con una amiga... Lo lamento, pero acéptelos - insistió Grace, dejando el billete sobre el regazo del hombre.

El hombre asintió con gratitud, y sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa.

- Eres muy amable, amor. Pero te aseguro que no necesito tu dinero - dijo el hombre, mirando fijamente a los ojos de Grace.

Esa mirada intensa hizo que Grace se sintiera un poco nerviosa, pero también intrigada. Había algo en la presencia del hombre que la fascinaba, como si estuviera rodeado de un aura de misterio y poder.

- Bueno, si cambias de opinión, aquí estaré, hasta luego - dijo Grace, devolviéndole la sonrisa antes de girarse para volver junto a Hayley.

Cuando regresó con Hayley, notó que el hombre la observaba mientras se alejaba. Se sintió un poco ruborizada por la atención, pero también emocionada por el encuentro inesperado.

Myd Lirid [𝐉𝐚𝐬𝐩𝐞𝐫 𝐇𝐚𝐥𝐞 - 𝐊𝐥𝐚𝐮𝐬 𝐌𝐢𝐤𝐚𝐞𝐥𝐬𝐨𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora