𝐗𝐈𝐈𝐈

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Creo que el punto importante de nuestra historia ocurrió en mi cumpleaños número dieciocho

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Creo que el punto importante de nuestra historia ocurrió en mi cumpleaños número dieciocho.

Emily se había vuelto parte de nuestro grupo de amigas y se le ocurrió la brillante idea de hacer una fiesta con alcohol. ¿Cómo lo consiguió? Aún me lo pregunto. Incluso me cuestiono cómo logro meter tanto a su casa sin que su hermana mayor la descubriera. 

Fue realmente divertido, pese a que nunca iba a admitir eso en voz alta para no inflar su ego. 

Lute había cantado canciones demasiado melosas y no tardé mucho en descubrir que Angel había metido algo de alcohol en su refresco. Era gracioso, porque solo había dado un par de sorbos a su vaso. 

"Carajo, ¿se embriaga con el olor o como pasó esto?" 

Y sí, Angel fue obligado a cargar a Lute hasta otra habitación para que durmiera. 

Emily por su parte estaba muy abrazada a Charlie. Hablaba incoherencias sobre adoptarla y volverse por fin hermanas como tanto lo deseó. La rubia solo le miró divertida y dijo que trataría de convencer a su padre.

Lo último que supimos fue que todas terminaron dormidas. Habíamos sido unas completas irresponsables y la única con juicio para detenerlas no había hecho nada, o sea yo. 

─Tranquila, estoy segura de que Angel no bebió nada, le hice jurar que no lo haría y no le va eso de decepcionarme. Y Lute, bueno... 

Ella ya era una adulta, entonces...

─Son una bola de idiotas a veces. 

─Bueno, pero tú no las detuviste. 

Pude haber convencido a Emily de no llevar alcohol a la fiesta o a Lute de actuar como policía y confiscarlo. Supuse que juntarme con Charlie me estaba volviendo un poco despreocupada y lejos de molestarme, me hacía sentir bien. 

─¿Qué haces?─ Le pregunté al verla abriendo la puerta trasera. 

─Voy al jardín, tengo calor y acostarme en el pasto no suena mal. ─ La vi girando la perilla antes de volverse. ─¿Vienes? 

Y de nuevo fui arrastrada por ella. 

El pasto bajo mis pies descalzos no se sentía mal. 

─¿Planeas dormir en el patio?─ Pregunté al verla acostada completamente. 

─Claro que no, pero es divertido. Bueno, a su manera. El cielo es bonito. 

Me recosté al lado de la chica que seguía intrigandome. Nada me daba señal de que nuestras vidas cambiarían. Para mí, seguía siendo un día normal. 

─Oye, Vaggie... ─ Miré a mi lado solo para verla hablar sin poner sus ojos sobre mí. ─¿Crees que hay una vida después de la muerte? 

Tenía mucho que decir. Tanto que nada salió de mi boca. Ella estaba ahí, viéndose un poco triste y diferente. Entonces palabras que yo consideré fuera de mi respuesta salieron sin aviso. 

─¿Vas a morir? 

Al fin me miró con sorpresa. 

─Me confundes. Y mucho. 

Ella prosiguió después de lo que yo creí que fue una eternidad. 

─A veces trato de entenderte. Como ahora, te hago una pregunta y tu cabeza posiblemente ha pensado que indirectamente te estoy contando que voy a morir. O como cuando hablamos de los arcoíris, me contestas tan lógicamente o pensando que hay un trasfondo muy complicado. Eso me confunde en ti. 

─Creo que te complicas tratando de entenderme. 

Al igual que yo me complicaba tratando de entenderla a ella. 

─¿Está mal? Ya sabes, eso de pensar constantemente en saber qué es lo que pasa por tu cabeza. A veces siento que es así, pero no por eso voy a dejar de hacerlo. 

─¿Piensas que hay algo después de la muerte?─ Pregunté por fin. 

Ella se giró para tenerme de frente, no le importó que el pasto se pegara a su cabello. 

Sonrió como solía hacerlo al estar sinceramente feliz y continuó; ─Pero claro que lo hay. Hay un mundo muy maravilloso. No hay dolor o cosas amargas. Y tú y yo iremos ahí cuando nuestro tiempo se acabe. Todas las buenas personas terminan ahí. 

Me sentía mal porque yo era del tipo que pensaba que no había nada, pero dejé que siguiera hablando. Sabía que era importante para ella. Lo supe porque sabía la historia de su familia. Quizá ella creía que su madre estaba ahí. 

Que podrían encontrarse y abrazarla de nuevo. No era quién para darle una visión negativa sobre ese deseo. 

─¿Tú crees en eso también? 

Sonreí para ella, porque me parecía que era una idea tierna de su parte. Un lugar donde no existiera ninguna clase de pena o sufrimiento. 

─Claro que creo. 

Entonces ocurrió. 

Todo lo que pude ver y sentir a partir de ese momento, fue la calidez de sus manos acariciando mis mejillas. Sus ojos cerrados a la par que veía su proximidad. La suavidad con la que sus labios robaron los míos y mi propio impulso a no apartarme de ella. 

Había leído mucho sobre eso. Emily había dicho algo sobre que debía ser con alguien especial. 

Y yo estaba ahí, sintiendo cosquillas en mi estómago y escuchando un fuerte golpeteo en mí. Todo causado por alguien que seguía confundiéndome. 

El molesto ruido seguía recordándome al corazón delator de Poe y solo pensé que era más agradable que el descrito en la historia. Porque yo no había matado a nadie. Más bien, estaba siendo atacada de una u otra forma y no estaba para nada disgustada con ello. 

Todo en cuestión de segundos. Segundos que volvería a repetir una y mil veces si pudiera hacerlo. Gastaría todo lo que tengo por volver a ese momento. 

Quitando, por supuesto, el amargo sentimiento que me hizo suspirar cuando la sentí alejarse. 

─Feliz cumpleaños. ─ Había dicho. 

No recuerdo cómo llegué a mi habitación esa noche. Lo único que recuerdo es que fue la primera noche que soñé con ella.

 Lo único que recuerdo es que fue la primera noche que soñé con ella

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❛ 𝘄𝗵𝗲𝗿𝗲'𝘀 𝗋𝖺𝗂𝗇𝖻𝗈𝗐𝗌 𝖾𝗇𝖽 ❜ 𝓒𝓱𝓪𝓰𝓰𝓲𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora