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─Entonces, ¿Cómo te fue en el trabajo?
Charlie llevaba demasiado tiempo en la cocina. Estaba tan feliz desde que comenzó en la cafetería. Tarareaba canciones que escuchaba ahí y se ponía a hablarme de los dulces que vendían. A veces me traía pastelillos o cupcakes para consentirme. Porque para ella yo era una niña a la cual le gustaba mimar y para mí ella era la que en verdad era una niña. Con el cabello desarreglado y su gusto por las cosas coloridas.
─Bien, aunque hay un chico... ─ Por primera vez en meses tuvo mi atención sobre alguna historia de ese lugar. ─Es algo raro, me pidió salir, ¿Puedes creerlo?
─¿En serio?
De una u otra forma estaba pensando en como obtener información de ese chico. Digo, no soy celosa, pero si un chico pasa mucho tiempo con ella y la invita salir seguro que comenzaré a preocuparme.
─Sí, bueno, terminó rindiéndose cuando le dije que estaba contigo. Ya sabes, estamos casadas.
La miré divertida. Ni siquiera estaban permitidos los matrimonios igualitarios, pero me hacía sentir feliz que ella lo viera de esa forma.
─Entonces, alguien te quiere robar. La próxima vez iré yo misma a decirle que soy tu novia.
─Esposa. ─ corrigió.
─Bien, esposa.
No lo éramos realmente, pero había adquirido el hábito de llamarme de esa forma.
A veces sentía que ella era realmente increíble. La primera vez que salimos fuera tomadas de la mano me dio tanto miedo, pero ella parecía tranquila como si lo hubiéramos hecho miles de veces en el pasado y eso me hizo sentir segura.
─Quizá así deje de mirarme raro. No importa realmente, sé por el encargado que ha pedido la renuncia, dijo algo de tener problemas con el horario o algo así, por lo tanto, quizá no tengas que hacer nada.
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