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Charlie comenzó a hablar más sobre su trabajo. Al parecer era un lugar muy animado. Siempre iba a comprar mi café ahí pero ella relataba todo como un país maravilloso, uno lleno de personas gentiles y café.
─¿Sabes? El chico de la última vez se fue.
─¿Y eso está mal?
Se veía un tanto desanimada, recostando su cabeza en mis piernas y tomando una de mis manos para jugar con mis dedos.
─Dijo que le daba asco que fuera una lesbiana de mierda. ─ Miré su cara tan serena al decir eso. ─Hey, Vaggie. ¿Alguna vez te preguntaste si estaba mal esto?
Y la verdad era que jamás dudé en estar con ella realmente. ─No...
─¿Por qué alguien lo pensaría?
Estaba triste sin duda. Mi pequeño arcoíris se veía un poco gris por las palabras de ese sujeto que posiblemente salió con su masculinidad herida por perder contra una chica.
─Déjalo que hable, sabes que te amo y jamás estará mal querer a alguien si puedes hacerle feliz.
Esa misma tarde investigué un poco sobre si existía alguna multa o castigo por golpear a alguien en la cara.
No planeaba hacerlo, pero sería útil si volvíamos a encontrarnos a ese sujeto.
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