Lee Felix y sus dos mejores amigos, Minho y Seungmin, han seguido por años al trio 3racha y por fín tienen los medios para ir a sus conciertos...pero, lograrán asistir?
Paralelamente, los músicos se les permite un break antes de su gira mundial, y S...
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Su boca tan pequeña y carnosa se siente perfecta. Nos besamos con locura por unos segundos... Pareciera que ambos guardamos lo que sentimos por mucho tiempo... Yo sí, Pero, ¿él también? ¿Changbin me desea?
"Ven Lixie hermoso, te dará frío" – Changbin me ofrece su mano y me ayuda a poner de pie con mucha facilidad. Caminamos de la mano por la playa en un silencio cómodo, con dirección directo a la cabaña. Me siento muy nervioso, pero lo que él esté dispuesto a darme lo aceptaré, ya sean solo besos o algo más.
Nos seguimos besando mientras caminamos y reímos como unos adolescentes. Llegamos a la entrada de la cabaña y antes de ingresar nos miramos, pongo mis manos sobre su cintura y el con sus dedos recorrer mi rostro y con sus ojos mis pecas.
"Lix, sólo quiero que sepas que no es obligación que entres... Mis sentimientos y mi afecto por ti no cambiará y lo entend..." – Pongo mis dedos sobre sus labios y lo interrumpo – "Bin, estoy acá porque quiero y porque me gustas. Me he controlado, no sé cómo... Por favor..." – Su hermosa sonrisa me causa mucha ternura. Abre la puerta y me hace pasar.
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(POV Changbin)
Apenas alcanzo a cerrar la puerta cuando Félix se me tira encima, pasando sus pequeñas manos por mi cuerpo, sobre la ropa, desesperado, tocando todo lo que puede.
Nuestros besos son desordenados, muy locos. Se siente tan bien poder estar así con Félix. Su aroma a mar, sudor y a su perfume (que claramente se aplicó antes de salir), es el mejor olor que he sentido jamás. Me fascina tocar su cuerpo y sentir su pecho subir y bajar.
No separamos para recuperar el aliento y tomo en brazos a Lix, el atrapa mis caderas con sus piernas y lo llevo directo al dormitorio.
Ingresamos y lentamente lo bajo. A Félix le gustan mis músculos al parecer porque no deja de tocarlos y apretarlos, aunque con tal de verlo feliz nada me importa... Nada me molesta... Lo quiero todo.
Una vez que lo bajo se queda tranquilo frente a mí, como esperando que le de permiso. Lentamente, él me quita la polera y yo la suya... Me observa con mucha curiosidad, pero a la vez, con un poco de timidez. Pasa su mano derecha por mis pectorales, y absolutamente de la nada pellizca mi pezón, sacándome del enamoramiento del momento y haciéndome perder lo único que me mantenía en control.
