Capítulo 15

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Seokjin despertó cuando sintió la alarma de su celular. Así era cada mañana. Sólo que esta vez algo había cambiado. A su lado estaba el cuerpo maravilloso de Jungkook. Observó su rostro juvenil y varonil que tanto le había llamado la atención la primera vez que lo vio. Acarició su mejilla con cuidado y suspiró. Una vez más se preguntó si estaba haciendo lo correcto. ¡Eran nueve años de diferencia! Se preguntaba cómo sería cuando él tuviera 40 años y Kook recién estaría comenzando sus 30. ¿Seguiría encontrándolo atractivo? Negó con su cabeza. Estaba siendo injusto. Jungkook no era un chico superficial, sabía que más allá de la atracción física y sexual que sentía por él, había sentimientos profundos. Lo podía ver en la forma que Kookie lo miraba, en esas largas conversaciones bajo el árbol del parque.

Deseaba quedarse ahí a su lado. Hundir su nariz en su cuello y rodear su cuerpo para sentir su aroma y perderse en la paz y felicidad que le brindaba. Pero debía ir a trabajar y debía ver a Jihoon que despertaría hambriento. Con cuidado quitó el brazo de su niño de su pecho e intentó salir de la cama.

— ¿Hyung? —Un adormilado Jungkook intentaba abrir sus ojos.

—Duerme bebé, aún es temprano. Debo irme a la oficina—depositó un beso en su frente, pero Kookie ya había estirado sus brazos y rodeado su cuello para besarlo profundamente.

—Te amo. Quiero que te quedes conmigo. Terminemos lo de anoche—Seokjin se separó y sonrió.

—Ah!! La juventud insaciable... No podemos ahora. Ji va a despertar y debo preparar su leche y ducharme antes que llegue la señora Ming.

—Entonces te ayudaré y luego me iré a casa.

—No es necesario Kookie. Sigue durmiendo. Es tu primer día de vacaciones.

Jungkook en realidad continuaba semi dormido y sentía su cuerpo pesado. Así es que no batalló nada con Seokjin —está bien, pero dame otro beso—el mayor no se hizo de rogar y lo besó. Jungkook sonrió satisfecho y se acomodó para seguir durmiendo.

Cuando Seokjin estaba listo para tomar su necesaria taza de café, antes de partir al trabajo, pensó en todo lo que se le vendría ese día. Debía hablar con sus padres acerca de su relación con Kook. Su padre no había hecho ningún comentario, preocupado ante todo por la reacción de su mujer. Pero Seokjin sabía que algo tendría para decirle. En cuanto a su madre, debería dejarle en claro una vez más que el rumbo de su vida lo marcaría él y nadie más que él.

En lo inmediato y viendo que sólo faltaban algunos minutos para las ocho de la mañana, tenía que prepararse para explicarle a la señora Ming, la presencia de Kook...en su cama.

Por eso sus manos sudaban un poco cuando sintió la puerta del departamento abrirse.

—Buenos días señor Kim—saludó alegremente la mujer — ¿cómo está mi pequeño hoy?

—Buenos días señora Ming. Jihoon está en su cuna. Ya tomó su leche. Y está despierto—Seokjin hablaba casi en susurros, pues no quería que su otro bebé despertara.

La señora Ming, se preguntó por qué si Jihoon estaba despierto, hablaban es susurros. De pronto vio la mochila de Kook sobre el sofá y un pensamiento cruzó su mente y lo entendió.

—Iré a ver a Jihoon y señor Kim, Jungkook-ah, está acostumbrado a dormir con el ruido de sus hermanos pequeños. Él no va a despertar, podemos hablar normalmente.

El rostro de Seokjin se puso rojo por la vergüenza. Al parecer su relación con el menor era bastante evidente para la señora Ming.

—Si...yo...por favor no quiero que usted...

—Señor Kim, usted no debe darme ninguna explicación. Esta es su casa y su vida. Y conozco a Kookie desde hace años. Le daré un buen desayuno cuando despierte.

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