Epílogo

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6 meses después

Estaban sentados en la terraza de su casa. Era verano, así es que la noche era cálida. Seokjin besaba a Jungkook con pasión, metiendo su mano debajo de la camisa que el menor llevaba. Era su primera cita en semanas porque Jungkook recién había terminado el semestre y como siempre, había tenido que estudiar hasta altas horas de la noche. Por eso no habían podido cumplir con una promesa que se habían hecho cuando May-Lee llegó a sus vidas. Y esa promesa era que a pesar de que ahora eran padres de dos niños, ellos no perderían el romanticismo y el amor que se tenían el uno por el otro. Entonces decidieron que cada viernes o jueves tendrían una cita. Ahí se dedicarían básicamente a besarse, acariciarse y conversar de ellos. Nada de niños.

Por eso ahora, Jin estaba prácticamente comiéndose la boca de Jungkook que estaba sentado a horcajadas sobre él. Ahí en la oscuridad podían sentirse y tocarse sin ningún temor. El personal de servicio dejaba la casa los viernes y los pequeños estaban dormidos placidamente.

Cuando al fin se separaron, Seokjin tomó el rostro de Jungkook he hizo que lo mirara directo a sus ojos. Él sabía lo que vendría. Aquella pregunta. La que siempre le hacía, en cada cita.

—Jungkook...¿Eres feliz?—Todavía no lograba entender por qué Seokjin seguía preguntando eso, luego de estar juntos desde hace un año.

El le demostraba o al menos eso creía, diariamente lo muy feliz que era. Sus besos en la mañana, sus caricias y masajes cuando el mayor llegaba del trabajo muy cansado. Su entrega y sumisión en la cama. El amor y dedicación que le daba a sus dos hijos. Claro que él era feliz, inmensamente feliz.

—¿Hasta cuándo me preguntarás eso cariño? estoy dudando que mis demostraciones no sean suficientes. Sabes que lo soy. Estoy feliz de la vida que estoy viviendo. Con nuestros hijos, en esta casa, pero por sobre todo, soy feliz porque te amo y porque sé que me amas. Esa es mi mayor felicidad...lo sabes.

—No estoy dudando Kookie..., creo que tan sólo necesito escucharlo. Necesito que me lo repitas. Saber que estás tan feliz como yo lo estoy.

Jungkook sonrió y besó suavemente esa boca esponjosa—.Te has vuelto caprichoso igual que yo..., sólo quieres que te mime y te diga lo mucho que te amo. Si es así, entonces eso haré. Porque no me cansaré de hacerlo. Me encanta besarte y que me beses una y otra vez. Que me acaricies. Soy un adicto a tu amor Seokjin.

—Me gusta escuchar eso...adicto a mi amor...—lo volvió a besar, pero esta vez, desabrochó los botones de la bonita camisa que traía puesta Jungkook. Quería sentir su piel, quería besarlo y dejarle marcas por todas partes. Poseerlo era su mayor placer. Y ahora mismo al sentir como sus erecciones se estaban rozando, no dudó en desnudarlo y hacerle el amor por primera vez en esa terraza.

No habían sido meses faciles. La llegada de May-Lee, trastocó toda su rutina. Decidieron contratar una niñera a tiempo completo para que ayudara a la señora Ming y un par de personas para mantener el aseo de la enorme casa.

Durante el tiempo que restó de vacaciones, antes de entrar en marzo a su último año academico, Jungkook se dedicó basicamente a May-Lee. Tal como había indicado la señora Brown, la pequeña tenía un desarrollo psico-motor más atrasado que el de Jihoon. Cuando llegaron a Corea con ella, aún no caminaba, en cambio el pequeño ya se movilizaba bastante firmemente por la casa. Por lo tanto puso todo su esfuerzo en que ella tuviera mejor movilidad y además comenzó a enseñarle palabras en coreano. La atención que Kook le había brindado a May-Lee habían provocado los celos de Jihoon, quien buscaba llamar la atención de sus padres y se había vuelto un poco más llorón. Seokjin entonces, comenzó a trabajar mediodía en la oficina y el resto en casa. Eso le permitía estar con lo pequeños y aliviar un poco a Kook. Cuando finalmente la pequeña logró dar sus primeros pasos, todos se sintieron felices.

Mi Pequeña FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora