Capítulo 24 (Final)

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Ir a casa...significaba en ese momento perderse en el cuerpo de Seokjin. Porque al llegar al hotel y luego de consolarlo con muchos besos y "te amo", habían terminado desnudos sobre la cama. Jungkook tenía la necesidad imperiosa que Seokjin lo poseyera. Necesitaba saber que él sería el único hombre en el cual su precioso esposo se hundiría en busca de placer y amor.

Seokjin fue gentil. Se tomó todo el tiempo, para llenarlo de caricias, para chupar sus pezones, para acariciar sus caderas y pasar su lengua por esos preciosos muslos semi abiertos para él.

Su lengua pasó luego al miembro de su Jungkook, tratando de brindarle el mayor placer posible. Él sabía cómo. Sabía cómo le gustaba que se deslizara por su longitud desde abajo, hasta la punta. Dejó besos ahí. Probó su sabor, volvió a meterlo a su boca. Separó sus piernas y hundió sus dedos lubricados en su entrada. Lo hizo rápido y tocando el punto dulce, porque quería que Jungkook gritara su nombre, quería que olvidar todo lo malo y sólo tuviera pensamientos de placer y alegría.

Cuando Kook suplicó que entrara en él, se puso lubricante en su miembro. Estaba duro, porque verlo así tan abierto y expuesto, lo excitaba en demasía. Entró lento como siempre. 'Él siempre sería suave al comienzo. El descontrol venía después, cuando ya estaba dentro y tenía la necesidad urgente de enterrarse completamente. Jungkook pedía más, quería todo, todo adentro. No importaba si se rompía por dentro. Lo quería dentro, fuerte.

Seokjin lo embestía gruñendo y depositando besos con lengua, mojados, sucios, diciéndole cuánto lo deseaba y lo mucho que lo amaba. Lo esperó, ya lo conocía, sabía cuándo Kook iba a alcanzar el orgasmo. Y así fue, cuando vio a Jungkook que se perdía en el clímax del placer soltó su esperma y sintió como tocaba el cielo junto al hombre que amaba y que amaría por el resto de su existencia.

Salió de él y se recostó a su lado, acariciando su rostro de niño asustado. Jungkook tenía esos ojos grandes, preciosos, que iluminaban su rostro juvenil.

—Nunca me cansaré de decirte lo muy afortunado que soy por tenerte. Por haberte encontrado. No...porque tú me hayas encontrado. Eres el único Jungkookie...

—Lo sé...sabes que lloré porqué me sentí vulnerable...no me importa lo que él crea...es sólo que en ese momento tuve rabia. Nadie tiene derecho siquiera a pensar en que me van a quitar a mi hijo o a mi esposo. Ustedes son míos. Jihoon y tú.

Y Seokjin no pudo estar más de acuerdo.

Siguieron con muchos besos y caricias, hasta que sintieron sus estómagos gruñir. No habían comido nada desde la mañana. Se ducharon y partieron a comer, olvidando todo lo malo vivido el día anterior.

A la mañana siguiente, Seokjin le explicó a Dwight que no volvería a la oficina y éste lo entendió perfectamente. Así es que se reunieron en una pequeña sala que el hotel les facilitó. Hablaron los detalles del acuerdo y dejaron todos los poderes establecidos para que Jae Hwan se hiciera cargo. Su contraparte también había cambiado, pues James ya no quería ser parte del proyecto.

Así es que libres de compromisos laborales, la feliz pareja salió a conocer Nueva York. Hacía frio, pero no nevaba. Aun así, fueron a los lugares más emblemáticos y Jungkook estaba fascinado. A su vez Seokjin también estaba feliz de poder ver a su niño tan contento y ya sin los malos recuerdos del día anterior.

Almorzaron en un pequeño restaurante, tomaron fotografías y caminaron bastante. Eran cerca de las cinco de la tarde cuando volvían al hotel. Habían decidido caminar desde el centro, pues estaban cerca.

De pronto un pequeño edificio se le hizo familiar a Seokjin. Sonrió.

—Kookie, acompáñame. Este es el orfanato donde conocí a Jihoon. Me gustaría saludar a la señora Brown. Ella me ayudó con la adopción, seguro que estará contenta de saber de nuestro hijo.

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