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Narra Olivia.
Como todos los días, mi vida se basa en levantarme sobre las nueve de la mañana y sentarme en la silla verde agua de mi escritorio. Mi escritorio está decorado con pequeñas fotografías, en algunas salgo junto a mi familia y en otras con mis amigas. También hay diversos post - it y bastantes folios que aún están en blanco esperando a ser escritos. Por supuesto, no puede faltar varios lápices y bolígrafos colocados dentro del lapicero.
Me gusta leer desde que soy pequeña, pues mi familia desde bien chiquita me inculcó el amor por la lectura. A los doce años me enganche a escribir, empecé a escribir simplemente por aburrimiento, yo pensaba que era más un hobbie pero poco a poco he ido descubriendo que no. La escritura y la lectura son mis pasiones y a lo que me dedico actualmente.
Tengo publicado dos libros, el primero de ello se titula "Las estrellas guían mi camino" y el segundo fue publicado hace escasos dos meses "Colores en el cielo". Ahora estoy empezando a escribir mi tercer libro que todavía no tiene título y no sé muy bien hacia dónde va a ir todavía dirigido.
Me refugié en la lectura y en escribir tras un episodio que sufrí en el instituto. Cuando estaba terminando segundo de la eso sufrí bullying por parte de mis compañeros de clase, lo pasé realmente mal y a día de hoy tengo algunas secuelas.
Nunca he sido de las chicas populares tanto en el colegio como en el instituto, no me ha gustado ser el centro de atención en ningún momento. Siempre he estado en un segundo plano. Soy una chica muy tímida, que me cuesta abrirme y socializar con otras personas. No suelo confiar en la gente así de primeras, necesito que me demuestren para yo darles mi confianza.
Siempre he sido juzgada por mi imagen aunque poco a poco todas esas críticas que he ido recibiendo a lo largo de mi vida han ido dejándome de importar, aunque siempre hay comentarios dolorosos que te atraviesan como puñales.
- Olivia, he llegado - anuncia Gemma.
- estoy en mi habitación Gem - le respondo.
Gemma es mi compañera de piso desde hace unos dos años, que es desde cuando estoy en Madrid. Soy andaluza, de Jerez de la Frontera concretamente. Me costo mucho dejar mi tierra, mi Andalucía pero principalmente por motivos laborales tuve que venirme a Madrid.
Gemma es una chica muy divertida y muy risueña, de las dos es la que siempre lleva la voz cantante. En cuanto a su físico, es de tez blanca y unas pequeñas pecas adornan su rostro, su pelo es cobrizo y rizado que contrasta con el azul de sus ojos.
- ¿estás escribiendo? - pregunta acercándose al escritorio.
- así es, estoy dándole mil y una vueltas al coco. - le respondo mostrándole una cálida sonrisa.
- seguro que este libro también va a ser una maravilla, Oli - asegura sonriéndome.
- ¿qué tal te ha ido el día? - pregunto.
- pues bien aunque siempre puede ser mejor - responde riendo.
Gemma es dos años mayor que yo, ella tiene veintidós, y está cerca de acabar la carrera de Derecho, ahora está haciendo unas pequeñas prácticas en un bufete de abogados aquí en Madrid.
- dime algo que no sepa - le digo y ambas reímos.
- tengo un plan muy guay para esta tarde - afirma y yo la miro unos instantes.
- sorpréndeme.
- Damián ha propuesto que vayamos a la nueva cafetería que se encuentra en el centro de Madrid, dice que es una cafetería muy bonita y que hay una estantería repleta de libros para poder cogerlos prestados mientras tomas algo - anuncia y yo abro los ojos al escuchar a mi amiga.
- ¿me lo dices enserio? - preguntó alucinada.
- por supuesto , Olivia - responde. - entonces, ¿nos apuntamos al plan?
- de una, Gemma.
A las seis y media de la tarde llegamos a la cafetería y una vez dentro nos encontramos con Darío y Helena. Darío es un buen amigo de Gemma ,ambos se conocieron el primer año de carrera aunque unos meses más tarde Darío se dió cuenta de que derecho no era lo suyo y empezó a estudiar arte dramático. En cambio, Helena fue la segunda persona que conocí en Madrid, ella tiene un pequeño estudio de tatuajes y es una chica encantadora.
- ¿qué te parece este lugar, oliva? - me pregunta Darío mientras yo me detengo en analizarlo todo detalladamente.
Me fijo rápidamente en los libros y puedo visualizar la portada de uno de mis libros favoritos del mundo: El principito. Ese libro me lo leí con apenas ocho años y fue mediante que una profesora nos lo mando a leer, desde aquel entonces quedé fascinada.
Oliva, si así es como me llama el gracioso de Darío. Desde que le dije mi nombre empezó a llamarme así porque asegura que mi nombre le recuerda a las aceitunas o como la llaman en algunos sitios olivas.
- este lugar es una maravilla, estoy completamente segura de que vendré aquí más de una vez - contestó a su pregunta.
Nos sentamos a tomar un café mientras nos ponemos al día contándonos todo lo que nos ha pasado a lo largo de la semana.
- yo quede con Elias - dice Helena y todos los componentes de la mesa abrimos los ojos.
Helena lleva conociendo a este chico durante unos meses aunque no sabe si va a llegar a una relación con él o si quedará en un casi algo.
- ¿y qué tal? - preguntamos Gemma y yo a la vez.
- nos besamos - sonríe poniéndose colorada.
Todos reímos y hablamos un poco sobre el tema amoroso de Helena.
- deberíamos buscarle un noviete a Olivia - añade Gemma mirandome.
- no necesito novio, estoy muy pero que muy bien como estoy - comentó dándole un sorbo al café. - además los hombres de esta sociedad solamente buscan lo que buscan.
- no nos metas a todos en el mismo saco oliva - débate Darío.
- a excepción de unos cuantos la verdad - me encojo de hombros.
La puerta de la cafetería se abre y Darío abre los ojos totalmente sorprendido.
- ostias ese es Bellingham - exclama Darío.
Miro hacia mi izquierda y veo a un chico alto moreno y de pelo rizado sentado en un taburete de la barra de la cafetería.
- ¿quién? - pregunta Helena.
- Jude Bellingham. - respondo.
- ¿y ese es? - pregunta ahora Gemma.
- un jugador del Real Madrid.
Darío en cuanto lo ha visto ha ido como un cohete a pedirle una foto y por lo que se ve llevan unos minutos charlando.
- me ha preguntado que si no quieres una foto Olivia, dice que sentía tu mirada sobre él - dice Darío una vez vuelve a la mesa.
Me rio al escuchar lo que dice mi amigo y niego con la cabeza.
Me levanto para ir al baño y como justo tengo que pasar por delante de donde se encuentra el inglés disfrutando de lo que parece ser un té, decido decirle unas palabras.
- claro que no quiero una foto contigo, ni que fueras tan importante - susurro al pasar por su lado.