Capítulo 10. Verio.

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Había quedado con Matilde después de pasear a mis perros. Estaba nervioso. Matilde tenía algo realmente especial y no quería cagarla. 

Estaba en el pipi-can sentado en un banco, observando como mis perros se lo estaban pasando en grande con otros, aunque llevasen el bozal. Lo bueno era que no eran bozales que hiciesen mucho daño, al contrario. No me hacía mucha gracia que tuvieran que llevarlo en el pipi-can, pero la normativa era muy severa al respecto. Después de todo, todos mis perros eran PPP, irónicamente. Sin embargo, el Pomerania que solía venir al parque era más agresivo que ellos y no llevaba bozal. A veces me daban ganas de ponérselo yo mismo. 

Goku estaba tumbado en el suelo, al lado mía, vigilante, observando todo a su alrededor. Tan sólo se movía si veía algunos perros peleándose de más, para poner orden. Él era el jefe del pipi-can. Lo sabía y le encantaba. Bobi se ponía cerca de nosotros, sí, pero también se iba acercando a los perros pequeños que tenían miedo de los demás, de forma muy sumisa, para quitarles el miedo. Luego, Duquesa jugaba mucho, sobre todo con los cachorros, que eran los pocos que tenían la misma energía que ella. Ella era una princesa, pero era entrar al pipi-can y convertirse en una sinvergüenza enérgica. 

En ese momento, entró al pipi-can mi vecina Nerea con sus dos perros. Una galga preciosa y su cachorro, que nunca sabré que cuantas mezclas tenía distintas. Ellos, sobre todo, jugaban mucho con Duquesa, aunque Bobi, a veces, se les unía. Obviamente, montaban tal fiesta que acababan alocando a todo aquel que estaba allí

Nerea llevaba un moño mal hecho, una sudadera morada con el símbolo feminista, unos pantalones de chándal negros anchos y unas zapatillas medio rotas. Andaba de forma muy pasota. Justamente, ese día, tenía unas ojeras enormes. Realmente la estaban explotando en el trabajo que tenía. 

-¡Joder! ¿No vienes muy arreglado hoy? - se acercó a mí, después de soltar a sus perros. Me miré para observar como iba vestido.  Llevaba mi camisa vaquera, la cual era bastante gorda, con unos vaqueros marrón claro. Es cierto que era muy arreglado para el pipi-can, pero no lo suficientemente arreglado para lo que Matilde merecía. 

-Tengo una cita ahora después - contesté ilusionado

-Uy, una cita. ¡Coño, qué guay! Cuéntame, cuéntame - comentó Nerea mientras se sentada al lado mía, de forma pasota y relajada, apoyando su brazo en la espalda del banco y su cabeza, encima de su brazo. Además, al colocarse tan cómoda, abrió mucho sus piernas, inconscientemente. 

Antes de seguir contando lo que pasó a continuación, debería hablaros de ella primero. Nerea era una mujer muy inteligente, sí, pero lo que tenía de inteligente, lo tenía de cotilla. Tenía unos 23 años. Sus ojos y su pelo eran tan oscuros, que hacían que su piel sumamente clara pareciese aún más clara de lo que era. Era una persona bastante interesante. Estaba en su primer empleo, después de acabar la carrera de matemáticas y el máster de educación. Sin embargo, era mucho más que su trabajo. Nos conocimos porque nuestros pisos daban pared con pared. Tocaba el chelo a menudo, por lo tanto, mis perros conocían todas las obras que ensayaba. Era muy bromista y estaba un poco loca, pero tenía muy buen fondo. Había venido a Madrid con su novia desde Granada. No obstante, a sus padres no le hacía mucha gracia que fuera lesbiana, así que se fue diciendo que iba a vivir con su "mejor amiga". Entre sus hobbies, estaba la caza. Al parecer, venía de familia de cazadores. A veces, se había ido de caza con mi madre, de ahí que ella dijera que Nerea podía ser el ser más adorable y temerario al mismo tiempo. Yo no sabía muy bien por qué decía eso mi madre, sólo sabía que me caía realmente bien. 

-¿Qué quieres que te cuente exactamente? - le pregunté, soltando alguna risa.

-¿Cómo es? ¿Cómo la conociste? - empezó a enumerar con las dos manos, irónico que una matemática contase con las manos - ¿Es guapa? ¿Folla bien? ¿Del uno al diez, cuánto te gusta? ¿Te hace reír? ¿La haces reír?... Lo normal.

Sin amor no hay futuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora