Capítulo 13. Matilde.

59 15 0
                                    

Nada más llegar a mi casa, fui directa a mi habitación. Totalmente ilusionada y feliz, fui quitándome la ropa y eligiendo el pijama que me pondría esa noche. Me apetecía ponerme el rosa, porque, por primera vez en mucho tiempo, todo lo veía de color de rosa. Todo era maravilloso, él era maravilloso. Todo había ido perfecto. Estaba realmente feliz. 

Mientras me cambiaba, iba tarareando la canción que habíamos bailado. La canción que, a partir de ese día, sería nuestra canción.

"Todo fue así.

Todo fue por ella."

Repetía esas estrofas una y otra vez, porque era la única parte de la canción que recordaba. En ese momento, mi padre llamó a la puerta. Yo me coloqué la camiseta del pijama con rapidez, para estar presentable cuanto antes. 

-Pasa - le indiqué cuando lo había hecho

Mi padre abrió la puerta, con una ceja levantada. Estaba bastante sorprendido. Me miró incrédulo, parpadeando varias veces. Se acercó a mí y empezó a agarrarme de los mofletes. 

-¡Ay!¡Papá!-exclamé entre risas

Eso hizo que se extrañase aún más, observándome como un ser bastante extraño. Parpadeo varias veces y me observó de arriba abajo. Incluso, levantó mis brazos para observar si escondía algo. Yo reí tontamente ante esto. Cuanto más me reía de esa forma, más extrañado estaba. 

-Veo que la cita ha ido bien...-empezó a decir, sin estar muy seguro de lo que estaba pasando-Nunca te había visto tan...

-¿Feliz?-le pregunté ilusionada

-Sí, supongo-respondió, frunciendo el ceño-Me sorprende que estés cantando esa canción. No podías escucharla después de la muerte de tu madre. 

Yo abrí los ojos como platos. Es verdad, se me había olvidado por completo. Mi madre solía poner esa canción en el coche. Todos solíamos cantar al unísono el estribillo en los atascos. Era la forma que tenía mi madre para hacerlo más amenos. Se me había olvidado por completo. Estaba tan ilusionada que se me había olvidado de que también era una de las canciones favoritas de mi madre. 

Mi sonrisa se borró de momento y parpadeé varias veces. Mi padre cambió su gesto a uno mucho más preocupado. Me abrazó, sintiendo que la había cagado. 

-Lo siento por recordártelo-susurró

-No, acabaría dándome cuenta. Es que la hemos bailado Verio y yo hoy-sonreí de nuevo al recordarlo

Me padre se separó con cara de felicidad e ilusión, con un tono un tanto cotilla. Puso sus manos en mis brazos, como si así no fuese a escaparme.  

-¿Habéis bailado en vuestra primera cita? Ese chico tiene madera. Me cae bien-exclamó emocionado

-A mí también-contestó y ambos empezamos a reírnos

-Creo que te cae más que bien-dijo con una sonrisa pícara. Yo asentí orgullosa y él cambió su sonrisa a una mucho más tierna. 

-Papá-cambié de tema, sin saber si iba a acabar en buen puerto-No solemos hablar de mamá. Últimamente me acuerdo mucho de ella. Bueno, siempre me acuerdo de ella. 

A él se le cambió la sonrisa a una triste. Apretó más mis brazos, como si así encontrase consuelo al recuerdo de un amor perdido que no debía haberlo sido. 

-Yo también me acuerdo de ella. No sé, Matilde. Solías ponerte peor cuando lo hacíamos, así que dejamos de hacer.

-Pues creo que es momento de cambiar eso-confesé y él sonrió

Sin amor no hay futuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora