Capítulo 23. Matilde.

44 13 0
                                    

Iba en el autobús escolar, camino al instituto. Llevaba los apuntes de matemáticas en la mano, intentando aprovechar ese trayecto para repasar lo que no había repasado el día anterior. Obviamente, llevaba todo el rato escuchando "Rap Vs. Racismo". Una canción llena de distintos raperos, todos con un propósito. El mismo que tenía yo ese día. 

"Nadie te pide que salves el mundo de su dolor.

Todos perdimos la fe, en un futuro mejor.

Esta vida es tan cruel y tan canalla que lo entiendo.

A veces ser honrado es como mear contra el viento.

Pero no mires el color de mi piel

si realmente lo que quieres ver el color de mis billetes.

Terremotos, huracanes, guerras, hambre,

el racismo está en los bolsillos del hombre."

Gracias, Locus, por decir lo que estaba pensando. ¿Si Verio tuviese otra historia, lo hubiesen dejado en paz? Puede, pero a lo mejor, si hubiese tenido la historia que estos respetarían, yo no me hubiese fijado en él. Nunca me han llamado la atención los chicos que van al club de golf los fines de semana, sinceramente. Verio era perfecto como era, inmigrante, negro, con sólo una mano y una increíble luz que iluminaba hasta el momento más oscuro. ¿Cómo estaría en el pueblo? 

Por sus mensajes, ha estado prácticamente en vela toda la noche. Dios, encima sus mensajes son super adorables y hacen que me derrita de amor. Tenía que hacer algo por defenderlo. No podía tolerar que le hicieran daño, que el se centrase en la historia que tenía en el pueblo, que ya me centraba yo aquí en poner orden. No iba a dejar que le hicieran daño, menos aun que fueran esos ineptos. 

El autobús llegó al instituto y yo bajé. Mientras me dirigía a mi aula, los vi. Esos niños de papá hablando en corro, con cara larga y triste. ¿Se iban a hacer las víctimas? ¿Serían tan cabrones como para hacerse las víctimas? 

Inconscientemente me remangué. Iba a hablar con ellos. Iba a poner los puntos sobre las íes. ¿Quería hablar? Hablemos. ¿Querían sufrir? Iban a sufrir mucho. 

Mientras me dirigía a ellos, noté una mano en mi hombro que me paró. Me giré y ahí estaba, Nerea con tan mirada de enfado que hizo que diese un bote y me bajase las mangas de inmediato. 

-Ni se te ocurra joderme el plan, niña-susurró con determinación

Yo parpadeé varias veces y me puse a recordar las palabras de Verio. Recordé que Nerea estaba metida en el ajo, pero... ¿qué iba a hacer? 

-Me voy a meter si van de víctimas-le susurré. ¿Nerea podía dar miedo? Sí, pero era de Verio de quién estábamos hablando? No me iba a cruzar de brazos tan fácil

Ella respiró hondo antes de decir nada, como si tuviera que contener su mala uva para liarse a gritos. Miró a mis compañeros de reojo y luego me miró a mí, como si estuviera creando una nueva estrategia en su cabeza. 

-Ven conmigo. Tengo libre ahora y vosotros tenéis hora de estudio. Diremos que es una tutoría o ya se nos ocurrirá algo. 

Empezó a andar y yo la seguí. Acabamos en una de las salas de tutorías que había para cuando viniesen los padres, cerca de la entrada. Lo suficientemente cerca como para ver lo glorioso que era el colegio y lo suficientemente lejos como para no darse cuenta de los fallos que realmente tenía. Todo estaba estudiado. 

Nerea me indicó que me sentara. Así hice. Ella se quedó de pie, mirando por la ventana. Tenía las piernas algo separadas y las manos en los bolsillos. Miraba con atención el árbol que había en el exterior, como si este fuera a darle las respuestas a todas sus preguntas. Respiró hondo varias veces, como si le faltase algo. 

Sin amor no hay futuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora