Capítulo 17: La Última Gota de Sudor

93 7 0
                                    

En el corazón del almacén abandonado, el enfrentamiento final estaba por comenzar. Tres amigos, unidos por el destino, enfrentarían a su enemigo común en una batalla que decidiría el destino de todos. Las sombras parecían vibrar con la tensión mientras los tres se preparaban para el combate que cambiaría sus vidas para siempre.

Cada uno de ellos sabía que la victoria no sería fácil, pero estaban dispuestos a luchar hasta el final por lo que creían justo. El destino los había unido en aquel lugar oscuro y peligroso, pero también les había dado la fuerza y la determinación para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.

Los disparos resonaron en los pasillos del almacén, mezclándose con los gritos de los combatientes y el crujir de la madera vieja bajo sus pies. El sonido de la batalla llenaba el aire, envolviéndolos en una atmósfera de caos y peligro.

Pero a pesar de los obstáculos y las dificultades, los tres amigos se mantuvieron firmes, luchando codo a codo contra su enemigo común. Con cada disparo y cada golpe, se acercaban un paso más hacia la victoria, sin rendirse ante la adversidad que se interponía en su camino.

F: Párense bien, bola de pinches güeyes, no se hagan los valientes porque los voy a dejar peor que perro atropellado en la carretera.

O: ¡Carajo! No puedo más contra ti, pinche chaval. Me rindo.

S: ¡Boludo, no te rindas! ¡Estamos a nada de mandarlo al carajo!

R: ¡No te achiques, güey! ¡Estamos a punto de darle una lección que no olvidará!

De repente, Osvaldo, que estaba resguardándose bajo la sombra de unos barriles, dirigió su mirada a sus amigos, los cuales lo habían apoyado en las buenas y en las malas. Se levantó, agarró con determinación y valentía su pistola y, para rematar, dio la estocada final.

La bala salió disparada con una velocidad impresionante, trazando una trayectoria imparable hacia su objetivo. En cuestión de milisegundos, el proyectil alcanzó a Félix, impactando con precisión en su hombro derecho.

Un grito de dolor resonó en el almacén mientras Félix caía al suelo, su rostro retorcido por la agonía. La sangre brotaba de la herida, tiñendo su ropa y el suelo a su alrededor de un rojo oscuro y espeso.

De pronto, el estruendo ensordecedor de las sirenas atravesó el aire cargado de tensión del almacén abandonado. Las luces parpadeantes, alternando entre azul y rojo, destellaban, iluminando los rincones oscuros y saturando el lugar con una atmósfera aún más frenética.

La policía había llegado, irrumpiendo en el almacén con determinación y autoridad. Los agentes avanzaron con paso firme, sus armas en alto, listos para enfrentarse a cualquier amenaza que encontraran en su camino.

Osvaldo, Rivers y Spreen se miraron entre sí, sorprendidos por la llegada repentina de la policía. Sabían que debían actuar con cautela, que ahora tenían que demostrar que eran inocentes y que habían luchado del lado de la justicia.

Con gestos de rendición, dejaron caer sus armas al suelo, levantando las manos en señal de sumisión. Los agentes se acercaron con precaución, esposando a Félix y asegurándose de que no representara más peligro.

Después de una exhaustiva revisión del lugar y de recopilar pruebas, los agentes dieron por concluida su intervención y permitieron que Osvaldo, Rivers y Spreen abandonaran el almacén. Mientras salían, contemplaron el cielo estrellado con un sentimiento de alivio y gratitud. A pesar de los desafíos y peligros que habían enfrentado, habían salido victoriosos y habían demostrado que, juntos, podían superar cualquier adversidad.

Con el amanecer asomando en el horizonte, se alejaron del almacén abandonado, listos para enfrentar un nuevo día y continuar con sus vidas, sabiendo que, aunque el camino podría ser difícil, siempre tendrían el apoyo y la amistad del uno al otro.

Fin del capítulo

𝕊𝕡𝕣𝕖𝕖𝕟 𝕩 ℝ𝕚𝕧𝕖𝕣𝕤. 𝕌𝕟 𝕒𝕞𝕠𝕣 𝕔𝕝𝕒𝕟𝕕𝕖𝕤𝕥𝕚𝕟𝕠.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora