Carta de despedida

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Ace estaba en la enfermería sentado al lado de Thatch como había sido su rutina en los últimos días, aunque su mente estaba más dispersa de lo normal. Entre pensar en Thatch, Teach y Luffy y hacer sus deberes como comandante sentía que su cabeza estaba demasiado ocupada pensando en todo y concentrándose en nada.

Thatch seguía igual. No había mejoras ni certeza de que despertaría y su cara seguía igual de pálida, pero al menos estaba estable por el momento. Eso lo calmaba un poco a él y a la tripulación.

Al menos lo hacía un segundo antes de que la máquina a la que estaba conectado Thatch comenzara a pitar y la línea que marcaba los latidos de su corazón se volviera plana.

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

No.

Whiskey llegó corriendo y apartó a Ace de un empujón.
Abrió la camisa de Thatch y empezó con las compresiones.

—¡Traigan el desfribilador!

—¡Carga a 160!

—¡Despejen!

—¡Sáquenlo de aquí!— gritó Whiskey señalándolo.

Ace apenas sintió a dos enfermeras empujándolo bruscamente fuera de la enfermería.
Sentía que le faltaba el aire de repente y todo daba vueltas. Dio algunos pasos hacia atrás. Necesitaba irse de allí.

Se dio media vuelta y se topó con Haruta quien probablemente estaba en camino de ir a visitar a Thatch, pero en cuanto vio a Ace abrió grandes los ojos y lo sujetó de los lados, parecía que iba a caerse.

—¿Ace, estás bien?— preguntó Haruta preocupado. Ace estaba completamente pálido y sus ojos no parecían poder enfocar.

—Thatch...— fue lo único que alcanzó a decir entre jadeos.

Haruta abrió los ojos con pánico, esperó que Ace le explicara algo pero él no podía hablar, ningún sonido salía de su boca y aunque lo hiciera su cabeza no podía formar palabras coherentes.

Haruta soltó a Ace y corrió hacia la enfermería pero Ace nunca supo si entró o se quedó a fuera, si gritó o no, porque en cuanto Haruta lo soltó él corrió hacia su cuarto y cerró la puerta de un azotón.

Abrió el cajón debajo de su escritorio y revolvió los papeles con desesperación para encontrar lo que quería. Una carta.

No cualquier carta. La carta.
La carta que Thatch le escribió a sus hermanos. La carta que debía ser entregada cuando el cocinero falleciece. La carta que Ace tenía miedo de enviar.

Había encontrado esa carta por error un día cuando fue a recoger el papeleo de la 4ta división del cuarto de Thatch.
Debió haberla dejado allí donde la encontró, lo sabía, quería dejarla allí y olvidarse de ella, pero una voz en el fondo de su cabeza no dejaba de repetir "¿Y si...?"

¿Y si Thatch muriera? ¿Y si tenía que entregar la carta?

Empezó a caminar en círculos, de aquí a allá en el espacio reducido de su habitación.

No. Thatch no podía morir, no podía estar muerto. Él no había hecho nada malo, todo fue su error, si alguien tenía que morir debía ser él. ¿Porqué tenía que destruir a todos? Su vida no valía nada entonces destruía la de los demás. Sería mejor si estuviera muerto, si nunca hubiera nacido.

Tal vez eso tenía que hacer. Morir y solucionar todos sus problemas. Así Thatch y Marco y Oyaji y Deuce y Luffy estarían bien. Solo tenía que morir, eso tenía que hacer.

Apretó la carta entre sus manos y suspiró pesadamente; tenía que tranquilizarse antes de perderse por completo en su mente.
Abrió el cajón debajo de su escritorio y estaba a punto de aventar la carta de Thatch cuando vio otra cosa sobresalir entre el desastre de papeles del cajón.

Había olvidado que la tenía ahí guardada.
Dejó la carta de Thatch en el escritorio y tomó aquella cosa que hace años no había leído, irónicamente también era la carta de un hermano muerto.

—Sabo...

Abrió la carta y la leyó aunque ya sabía lo que decía, tenía memorizado cada palabra, cada letra, cada curva de la letra cursiva de su hermano.

"Ace, Luffy, no resultaron heridos en el incendio, ¿verdad?
Estoy preocupado, pero confío en que estarán bien.

Lo lamento, chicos, pero cuando lean está carta yo habré zarpado al mar.
Por como resultaron las cosas, decidí adelantarme.

Yo no pertenezco a este país.
Me volveré más fuerte y me convertiré en pirata.
Los tres nos convertiremos en grandes piratas y nos reuniremos como hermanos.

¡Definitivamente, algún día nos encontraremos en algún lugar de este inmenso mar!

Por cierto, Ace, ¿Quien de nosotros es el hermano mayor?
Dos hermanos mayores y un hermano menor. Es raro, pero el lazo que formamos es mi más grande tesoro.

Luffy aún es un niño débil y llorón, ¡Pero es nuestro hermano menor, lo dejó en tus manos!"

Ah. Ni siquiera fue capaz de cumplir con su promesa, se supone que protegería a su hermanito menor y mira como terminó. A estas alturas incluso Sabo debería estarlo odiando en el más allá.

Recargó su cabeza en la pared. En algún punto mientras leía la carta se había sentado en una esquina de su cuarto.

Miró el reloj. Sin darse cuenta habían pasado horas desde que salió de la enfermería.

¿Qué se supone que haría ahora? Estaba perdiendo la cabeza.

Alguien golpeó su puerta dos veces llamando su atención. No contestó, pero aún así la puerta se abrió lentamente y por allí se asomó la cabeza de Marco.

—Thatch está bien, lograron estabilizarlo hace un rato -yoi.

Ace suspiró de alivio y asintió. Thatch estaba bien, claro que lo estaba.

Marco lo miró, analizándolo un par de segundos. Finalmente apartó la mirada.

—Deja de hacer eso, deja de sentirte culpable, no fue tu culpa-yoi. Tú no eres como Teach, jamás lastimarías a alguien de tu familia.

Eso no lo sabes, pensó, eso es mentira.

Marco suspiró pesadamente, su mirada lo decía todo, Ace no creería nada de lo que le dijera.

—Descansa el resto del día-yoi.

Marco salió de su cuarto y cerró la puerta suavemente detrás de él dejándolo solo nuevamente.

Ace miró la carta en su mano por algunos segundos, la dobló cuidadosamente y la guardó en un cajón diferente esta vez.
Cuando abrió el cajón, una cara sonriente lo saludó. Era el cartel de recompensa de Luffy, por alguna razón había guardado los dos. Un esbozo de una sonrisa se hizo presente al pensar no por primera vez en lo tonto que se veía en esa foto, pero se desvaneció en cuanto se dio cuenta.
Estuvo tentado en sacar los carteles para verlos más de cerca, su mano se balanceó con incertidumbre por encima de ellos, a punto de tomarlos, finalmente suspiró. Colocó la carta de Sabo encima de los carteles y cerró el cajón con llave.

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1077 palabras

Un mini capítulo sólo para ustedes.
Al principio este capítulo iba a ser parte del capítulo 20, era la introducción (y supongo que aún puede seguir viéndose así) pero el capítulo 20 me está quedando muy largo.
Digo, ya sabía desde el principio que ese sería probablemente el capítulo más largo de este fic, pero aún así está superando mis expectativas.
No miento cuando digo que llevaba 8000 palabras y todavía estoy lejos de terminar, así que decidí separar la "introducción" para que no se haga tan pesado. Así que la próxima semana prepárense que se viene un capítulo largo, por lo mientras confórmense con esto.
En fin, eso es todo, disfrútenlo.

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

I Bet My LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora