Capítulo 4: El Acuerdo

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Jungkook lo discutió con sus padres y con Jimin. Era cierto, era su vida la que daría un cambio radical si aceptaba ser el Príncipe Soberano, pero también afectaría la de su familia. Incluso la de su pequeño grupo en la Universidad. Sabía que Sakura podría tomar las riendas y le entusiasmaba que fuera una mujer la que lo condujera. Encontraba ridículo que una sociedad que aceptaba el matrimonio y la adopción igualitaria tuviera como norma que sólo un hombre pudiera dirigirla. Estaba seguro de que la hermana del Príncipe Jae-Hwan estaba mucho mejor preparada que él para el puesto.

Pensar en eso, le hizo darse cuenta de que tal vez, esta era una oportunidad para realizar cambios. Ya no sólo dentro de una pequeña comunidad, como lo era su campus universitario, sino que en toda una nación. Namjoon, el guapo Canciller de hoyuelos bonitos, le había contestado por teléfono algunas dudas que le habían surgido. Y le había explicado, que Jae-Hwan también tenía en mente realizar cambios, pero había pasado lo que había pasado.

Jungkook y sus padres estaban un poco asustados por la teoría de conspiración, pero confiaba que resguardarían su vida y la de su familia.

La puerta de su dormitorio se abrió y la cabeza rubia de Jimin se asomó.

—Sólo quería asegurarme que no habías huido por la ventana—bromeó Jimin. Conocía a su amigo y sabía que a veces sobre pensaba demasiado las situaciones. Tenía un espíritu crítico y perfeccionista que lo llevaban a un estado de ansiedad.

—Lo tengo anotado dentro de las alternativas...

—Kook...no tienes ninguna obligación de aceptar esto. No necesitas poner tu vida de cabeza para hacerla mejor de lo que es ahora.

—La cosa es Jimin...que yo creo que es exactamente lo que tengo que hacer. Dar un giro total para darle sentido.

Todas estas pocas horas desde que Namjoon y Hoseok se habían ido, Jungkook estuvo pensando en eso. Cada día se despertaba y se acostaba pensando a donde iba su vida. Y ahora tenía una oportunidad de hacer algo...que nunca imaginó estar haciendo. Claro que tenía muchos puntos en contra, como perder en parte su libertad. Pues estaba seguro de que su vida sería como la de los integrantes de BTS, que no podían salir sin un guardaespaldas o tener vida privada. Eso era un precio elevado..., pero, por otro lado, era la oportunidad para dejar un legado. Para hacer cambios significativos. Tener un poco más de tribuna para defender sus puntos de vistas...y vivir una vida que imaginaba sería emocionante y a la vez encantadora...él sería un Príncipe.

—Siento que es una oportunidad para ser yo mismo. Mostrarme como soy, sin reprimir mi sexualidad. Mi personalidad. Sé que habrá protocolos y otras tonterías... pero sabes, busqué videos del Príncipe Jae-Hwan...él era bastante atrevido...

Jimin se sentó a su lado y lo observó. Podía ver el brillo en los ojos de Jungkook y en ese momento tuvo la certeza que tanto la vida de su mejor amigo, como la suya cambiarían para siempre.

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11 p.m. Habían pasado las primeras veinticuatro horas desde que el Jefe de Gobierno Min Yoongi, había anunciado la muerte del Príncipe Soberano.

La Abadía se había cerrado para el público general y sólo la familia y amigos cercanos acompañaban los cuerpos de Jae-Hwan y de su prometido.

Seokjin sentado en una de las bancas, recordaba pedazos de su vida y en cada uno de ellos estaba Jae-Hwan. Tenía cinco años, cuando su padre se había convertido en el secretario del Príncipe Soberano. Jae-Hwan tenía casi trece, pero al conocerse lo adoptó casi como su hermano menor. Seokjin creció en los jardines de Palacio y en la medida que se fue desarrollando, la diferencia de edad en ellos casi no se notaba. Seokjin era muy maduro. Ya en la universidad, conoció a Yoongi y Namjoon. Luego, fue fácil formar un vínculo férreo entre los cuatro.

Un Príncipe para JeolbyeogDonde viven las historias. Descúbrelo ahora