Por consejo de mi abogado, mi camiseta se abstiene de llevar mensaje.

24 3 20
                                    


Dos horas después, Nayeon y yo nos encontrábamos en su oficina, sorprendidas del resultado que habían dado nuestras pesquisas en los registros del instituto y en internet. En el último mes, seis antiguos alumnos del instituto de Ruiz habían fallecido o desaparecido. Entre las muertes había un asesinato, un accidente de coche, dos supuestos suicidios, una muerte accidental por ahogamiento y una desaparición: la de Mimi.

—De acuerdo, toda esta gente no solo estaba matriculada en el instituto de Ruiz —dijo Nayeon, repasando la lista—, sino que además apenas los separaba un curso o dos de los demás.

—Y puede que todavía haya más. No tenemos los nombres de las chicas que podrían haber cambiado de apellido al casarse.

—He de comprobarlo —admitió Im.

—Teniendo en cuenta que había un centenar de alumnos en todo el instituto, las probabilidades de que algo así ocurra por casualidad son astronómicas. Ha de haber otra conexión. No creo que nuestro hombre tenga la intención de acabar con todos los que fueron con él al instituto. Si se tratara de un asesino en serie, lo más probable es que hubiera un patrón, que las muertes se produjeran de manera similar dentro de un área definida. Quien esté detrás de todo esto quiere que parezcan accidentes o suicidios, al menos casi todos ellos.

—Tal vez las amenazas que Warren le lanzó a Tommy Zapata se lo pusieron en bandeja para matar dos pájaros de un solo tiro, Tommy y Mimi y hacer recaer las sospechas sobre Warren —aventuró Im.

—Y teniendo en cuenta que los demás casos están calificados como muertes por causas fortuitas, alguien está cometiendo asesinatos con total impunidad.

—¿Sabes una cosa? —dijo Nayeon, que volvía a repasar los registros—, el nombre de Mimi no aparece en este listado. Debe de ser posterior a su mudanza.

—Vale, hagamos lo siguiente —dije, pensando en voz alta—: tú busca en los archivos policiales de Ruiz cualquier cosa extraña que sucediera en la época en que Mimi se mudó, empezando desde uno o dos meses antes del traslado. Aunque no es demasiado probable, puede que el radar del sheriff captara algo.

—De acuerdo. También comprobaré los apellidos de casada de algunas de estas mujeres, por si acaso.

—Pues ya que te pones —dije, como si no tuviera suficiente trabajo—, ¿qué tal si llamas a ver si te dan los registros anteriores a estos?

—Sí, ya me lo había apuntado. Eh, ¿qué vas a hacer tú?

Jihyo tenía una hermana fruto de una especie de retorcido secuestro, podría decirse. Cuando Haeum tenía dos años, su madre drogadicta la había abandonado en el felpudo de J.Y.Park apenas unos días antes de que la mujer muriera a causa de complicaciones derivadas de una infección de VIH. Mi único consuelo era pensar que, de haber sabido qué tipo de monstruo era J.Y.P. la madre de Haeum jamás habría dejado a su hija con él, fuera o no su padre. Aunque J.Y.Park nunca abusó sexualmente de ella, tal como yo había temido en un primer momento, tampoco se quedó atrás. La utilizó para controlar a Jihyo. La dejaba morir de hambre para conseguir lo que quería de ella. Y lo que quería de Jihyo no era nada bueno.

—Voy a hablar con Haeum, la hermana de Jihyo.

Nayeon se animó, esperanzada.

—¿Crees que sabe dónde podría estar?

—Mucho me temo que no, pero hay que intentarlo.

—¿Vas a ponerte en contacto con mistress Irene? —preguntó con una sonrisilla burlona—. Porque el asunto ese de "si eres el ángel de la muerte" es un poquitín raro.

Segunda Tumba a la Izquierda (Sahyo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora