12 horas después...
Desde ese momento, sentí que alguien me chuzaba al lado de mi hombro izquierdo y me susurraban a mis oídos.
—Despierta, mi pequeña diavolina feroz, ya llegamos — abrí los ojos sobresaltada por lo que me asusté un poco.
—¿Qué, ya llegamos? — Estaba un poco confundida.
—Sí, en unos minutos vamos a aterrizar — dijo Max.
Y a pocos segundos, la azafata estaba hablando por el parlante del avión:
—Damas y caballeros, ya estamos a punto de aterrizar, por favor, os quiero que vosotros abrochen los cinturones; os invito que también vosotros vean por la ventanilla el magnífico atardecer, son las 19 horas en punto y todavía el sol no se oculta, y estamos a 27 grados, es decir que ha bajado un poco la temperatura... A esta hora no está haciendo tanto calor... pero desde las 6 horas o 7, empieza un calor impresionante... — Continuó explicándoles.
Max abrió la ventana, él hizo un ladito para poder mirar bien y la azafata tiene razón, el paisaje estaba tan lindo. Saqué mi celular, saqué varias fotos.
Al instante, el chico me dijo cuando estaba asomada por la ventanilla:
—Muy hermoso el atardecer, verdad, como i suoi occhi color miele chiaro — me susurra con una voz muy dulce. Casi al final de la palabra, habló en italiano—. Voy a traducirlo, dije que "como sus ojos color miel claro", mi diavolina. — Al escuchar eso, me sonrojé y él hizo una sonrisa pícara.
Los juegos de miradas todavía no han parado, los dos nos fijamos frente a frente sin pestañear y los ojos de Max brillaban por los rayos del sol; los míos también me brillaban y mucho.
Luego, sentí que alguien me jaló mi chaqueta y era que la niña quería ver este hermoso paisaje, me desperté al instante porque estaba un poco distraída; me hizo un ladito para que la pequeña pudiera ver este magnífico paraíso.
Segundos después, el avión aterrizó, Max y yo sentimos el vacío; apenas cuando el avión tocó la pista, los dos nos agarramos las manos fuertemente y cuando sentimos eso, nos miramos un poco más y nos soltamos; teníamos las manos un poco sudorosas. Los dos limpiamos nuestro sudor que teníamos.
Por fin, el avión se quedó quieto y sin movimiento brusco; quité mi cinturón, esperé que salieran todos; ellos se despidieron de mí y yo a ellos. El chico del pelo largo me ayudó a bajar mis cosas y le agradecí; me sonrió y me esperó afuera. Yo dije que listo.
A pocos segundos...
—Hasta la próxima oportunidad, diavolina — me susurró el chico sujetando su pequeña maleta—. Cuando nos reencontremos de nuevo, estaréis preparada. — Salió del avión sonriente guiñando un ojo y silbó un poco fuerte. Que, descarado ese Max, pero... ¿Qué carajo dijo, qué estaría más preparada? Sin embargo, no presté mucha atención a lo que me decía hace ratico.
Bajé por una escalera del avión y estaba haciendo un aire fresco, por lo que hizo un poco de viento. Qué raro si son las 7 de la tarde-noche, ¿por qué aún está claro?
Tomé una foto al avión y al aeropuerto por fuera. Vi que no se veía casi nada, hasta que, alguien me dijo que si él podría tomarse bien las fotos y la verdad me alegró que era el chico piloto.
—Claro, por favor y gracias.
Él asiente y me tomó las fotos de su celular.
—Enhorabuena — se alegró —, quedaste muy guapa, diré... las fotos, quedaron bonitas las fotos. —Se rascó la cabeza y carraspeó—. No quería decir eso... perdóname... si queréis pasar vuestro número móvil.
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Un Amor En El Extranjero Parte 1 (EN BORRADOR) (En pausa, temporalmente).
Romance¿Ustedes creen en el amor a primera vista? Alexa Rodriguez es una chica colombiana que en sus pasatiempos le encanta leer y escribir en su propio blog y publicar en sus redes sociales, hasta que ella ganó una beca universitaria en el extranjero. Cua...