☆ Capítulo 6 Casualidad o destino I ♡

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Horas más tarde...


Por fin, llegamos a la casa de Marta, vi que la casa de ella es muy linda y lujosa, me sorprendí demasiado porque sé que Marta vive hace unos años y ya tiene esta lujosa casa; claro que ha trabajado mucho para conseguir eso. Marta me ha contado una parte de su historia que ha vivido en una casa de alquiler; ya cuando pasó algunos meses, empezó a ahorrar y consiguió su propio hogar. Después se casó con su esposo y ya tiempo después, en la actualidad vive en esta casa. Que magnífica noticia y en verdad me quito el sombrero por ser una mujer muy berraca.

Cuando Marta parqueaba su carro, bajé y observé que tiene una piscina muy hermosa, claro que se veía tan deliciosa y con este calor que estaba haciendo. Todos los días los hijos de Marta se meten a la piscina cuando llegan a estudiar. Ahora sí, a qué vinimos a descansar pues, antes de eso, Marta me presentó a todos: su esposo, sus hijos y los empleados. Luego Marta me mostró mi habitación y me encantó mucho. Más tarde bajé a cenar con ellos y, por último, subí otra vez a mi habitación; llamé a mis padres y duré casi una hora hablando con ellos y minutos después, me acosté a dormir.

Pasó una media horita y sobresalte de la cama ya que escuché un ruido, me levanté, coloqué mis chancletas, salí de la habitación; el ruido era afuera, así que, cogí una chaqueta y salí de la casa; el ruido era un poco de eco y era arriba, entonces me asomé y dije:

—¿Quién anda por ahí?

No respondieron, fui un más al fondo del jardín de la casa, al menos todavía estaba claro afuera; entré de nuevo y cuando abrí la puerta, escuché de nuevo ese ruido, empecé a asustarme y cogí un objeto, era un bate de béisbol que lo vi por ahí estaba guardado en un armario pequeño, lo saqué y salí de nuevo. También saqué mi bolsito y lo guardé en mi celu.

Ahora sí, con este bate me defenderé a cualquier cosa, si fuera un ladrón, lo golpeo, no me importa si le rompo la cabeza; tengo algunos trucos por lo que estuve un curso de defensa personal. Al frente, estaba la piscina y las sillas y caminé alrededor de este lugar y no hubo nadie, aproveché de tocar un poco la piscina con mis manos y estaba fría, las sequé mis manos con mi pijama y alrededor de la casa, solo había muchos árboles y flores; olí un poco a naturaleza. Hasta que vi una figura alto acercándome y dije:

—No se acerque, identifíquese —no respondió, mostré el bate de béisbol y la persona paró con las manos en alto. Estaba casi al pie de la piscina.

—No me peguéis mi diavolina — enarqué una ceja por lo que esta persona dijo este apodo. Esta figura se acercó más despacito y era Maximiliano.

—¡Tú! — dije sorprendida—. ¿Qué haces aquí y por qué no dijiste nada? — Lo regañé—. Casi me da un infarto, pensé que era un ladrón y casi hago un movimiento mortal.

—Tranquila, ¿infarto? — enarcó una ceja al escuchar esta palabra.

—Es un dicho colombiano, no lo has escuchado, es un idioma latino — afirmé y expliqué esta frase.

—Aaaa, vale — Max me miró desde arriba hacia abajo de mis piernas peladas, por lo que tenía una pantaloneta y era bien cortica. Él carraspeó—. Estáis en pijama... es tan sexi... diré bien. — De nuevo carraspeó—. Si alguien os veis así de vestida... de una vez de...

—Dilo — lo reté a que dijera que complete la palabra.

—Follar o algo más grave.

Es un chico muy bastardo y eso que tenía una chaqueta delgada por encima.

—¿Qué haces aquí? — Pregunté a Max—, y a esta hora de la madrugada vestido como los hombres de negro.

Vi que Max estaba vestido todo negro , así no estaba vestido cuando lo conocí en el aeropuerto.

Un Amor En El Extranjero Parte 1 (EN BORRADOR) (En pausa, temporalmente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora