☆ Capítulo 36 El rescate de Sophie ♡

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Seguí mirando alrededor para percatarse si había algún movimiento, pero nada. No vi a Max ni a Leandro ni a la niña... Rayos hay definitivamente hay muchos viajeros, está repleto. Pero al final del pasillo, vi algo que me pareció familiar, caminé y me acerqué hacia esta persona disimuladamente y luego reaccioné que era... por Dios, Sophie.

Era la niña, la reconocí por su hermosa chaqueta y su cabello. Por supuesto la estatura de la niña. Estaba su secuestrador amenazando, como les dije antes, soy un ojo de un halcón, veo perfectamente que vi una pistola guardada en su chaqueta negra. Lo sé, que estaba apuntando a la niña.

Caminé rápido lo más posible y me dirigí al otro extremo del pasillo del aeropuerto. Pedí disculpas a las personas que estaba empujando, empecé a correr rápido para alcanzarlo por un pasillo solitario.

Voltee a la izquierda y... no hay nadie.

—¿Buscad eso? — alguien me gritó a mis espaldas y me volteé.

—¡Sophie! — soslayo.

—Alexa, ayúdame... — chilló la niña.

—Callad — gritó su secuestrador—. ¿Quién sois, policía?

—No, claro que no — el tipo estaba apuntando el arma a mi.

—Por favor, dejar tranquila a la pequeña y dejala ir, por favor — subí mis manos como hacen los malos.

Le di una señal muy discreta a la pequeña, al principio no lo entendía, pero con mis gestos que hacían y desvío de nuevo hacia mis manos, lo entendió.

De repente, la niña mordió su mano y lo pateó en su canilla derecha y echo a correr. Sólo escuché el grito del secuestrador quejándose del dolor. Casi la agarra, pero la niña era más ágil e inteligente que él.

—Corre, Sophie — grité a la niña.

—Eso, corre, pequeña, corre — gritó el delincuente e hizo una risa burlona.

Vi a Sophie desesperadamente y de nuevo grité que siga corriendo, que no pararía ni volteara hacia atrás.

Cuando la agarró de nuevo, pero esta vez apuntando en su cabeza.

—Quédate donde estás, tia — frené con un aliento muy agitado—. O la mataré, mataré a todos.

Amenazó a todos los presentes.

Las personas se dieron cuenta y empezaron a asustarse, cuando escuchó un disparo, ese maldito disparo al aire.

—Estás loco o qué — grité.

—Sí — apuntó de nuevo a la pequeña—. Solo déjame subir en este maldito avión con la niña y nadie estará lastimado.

Pero negué con la cabeza.

Por un momento, aparecieron los policías y escuché una voz reconocida.

—Sobre mi cadáver, tío de mierda.

Observé que era Max con los demás policías y guardias civiles apuntando al delincuente. Al observar, estaba vestido... no puede ser, mi cuerpo empezó a quebrar por dentro y mi corazón latió muy rápido.

—Mierda — se maldijo.

—Llegó vuestro noviecito — dijo el delincuente y con una risa de burla—. Maximiliano Da Vinci, ¿por qué no dices a vuestra capulla que sois un guardia civil de una puta vez?

Quedé paralizada al escuchar eso.

—O mejor no digo nada, porque a lo visto, ya te he visto que estáis uniformado como un guardia civil. — Se río como hacen los villanos de Disney.

Un Amor En El Extranjero Parte 1 (EN BORRADOR) (En pausa, temporalmente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora