A pocas horas, Gaby y yo todavía seguíamos contando de nuestras vidas y a la vez comiendo nuestro delicioso helado que Marta nos dio cuando estábamos de shopping. Nos alegramos mucho cuando nos dijeron que podemos utilizar la piscina del Campus, por eso fuimos de compras a comprar los vestidos de baño que no teníamos. Tenía uno, pero ya estaba feo.
Seguidamente... ¡¡PAM!!
Alguien nos golpeó un balonazo en nuestras narices, claro que lo esquivé, pero desafortunadamente a mi amiga la alcanzó a golpear y fruncimos el ceño por lo que el helado estaba encima de la blusa de mi amiga y el mío, en el piso.
—¡GOL! — alguien gritó, en serio.
—¡Quién fue la bestia que pateó este pinche balón de mierda! — Exclamó mi amiga muy enfurecida—. A ver, quién fue... y ustedes se ríen.
Hubo personas que estaban riéndose de nosotros.
Mientras que yo estaba ayudando a mi limpiar su blusa favorita, era un color tan lindo, era un azul como el color del cielo.
De repente, vimos a un chico que estaba acercándose a nosotras con un paso muy acelerado y frenó.
—Lo... lo siento — se disculpó el chico—. No fue mi intención de lanzar así el balón.
—Sí como no... — Gaby se volteó y yo también y era un chico alto, musculoso, cabello liso, ojos verdes azulados, blanco y blanco. Estaba vestido con una playera y una camisa manga corta marca fina. No pude identificar el logo de su camisa.
Observé que los dos estaban fijados en sus ojos por unos segundos y después chaqué a mi amiga para que se despertara. Ellos reaccionaron y desviaron sus miradas al otro extremo del campo. Creo que ellos hicieron clic, al igual que hice con Max...
Max y yo hicimos clic, rayos y eso que era el principio.
—Mire lo que hiciste, arruinaste mi blusa favorita — gruñó al chico.
—Si, lo lamento — se lamentó—. Fue culpa de mi amigo que me retó, que si yo no hiciera al menos un gol, que yo hacía 100 lagartijas, pero creo que gané y ahora él debe hacer las 100 lagartijas, así lo propusimos.
100 lagartijas, nadie puede hacer tanto.
Quería averiguar qué clase de amigo es, me encantaría conocerlo.
—Aquí viene mi amigo — nos señaló y de casualidad, maldije.
—Es una maldita broma — dije entre dientes.
—¿Qué pasó? — mi amiga me escuchó.
—Hola, llegué... — Max frenó justo a nosotros y se percató que éramos nosotras—. Sois vosotras. — Su voz estaba ronca y se puso serio.
—Sí, desafortunadamente somos nosotras.
—¿Se conocen? — el chico nos preguntó a nosotros.
—Si — replicó—. Gabriele, recuerdas a la chica que os hablé y que debo cumplir una misión... diré... — El chico asentó—. Ella es Alexandra.
—De verdad eres tú — se sorprendió y asentí—. Mucho gusto, mi nombre es Gabriele Ferrari. — Habló de un idioma diferente al pronunciar su nombre.
—Es un placer — nos estrechamos las manos e hice una sonrisa sensual a su amigo. Me fijé que el cuerpo de Max estaba un poco tenso, creo que se puso celoso.
—Y tú, preciosa — dijo Gaby y ella se puso un poco tímida.
—Soy... soy Gabriela, pero todos me dicen Gaby — ellos estrecharon sus manos y se fijaron otra vez. También me fijé que sus pupilas de Gaby empezaron a brillar y carraspee, ellos reaccionaron.
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Un Amor En El Extranjero Parte 1 (EN BORRADOR) (En pausa, temporalmente).
Romance¿Ustedes creen en el amor a primera vista? Alexa Rodriguez es una chica colombiana que en sus pasatiempos le encanta leer y escribir en su propio blog y publicar en sus redes sociales, hasta que ella ganó una beca universitaria en el extranjero. Cua...