☆ Capítulo 10 Día de la inducción ♡

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Horas después...


Anoche fue horrible, no pude olvidar lo que pasó esta pesadilla que tuve. Pensé en muchas ocasiones lo que me dijo la mujer, la mamá de Max; que yo estaría en peligro y aquella familia que me están recibiendo muy amablemente, es imposible. Tuve muchos nervios y.... cuáles enemigos, qué enemigos voy a tener, si yo no tengo enemigos. Sin embargo, pensé caí en cuenta acerca de la empleada; no creo que ella será uno de los enemigos que va a tener la familia de Marta. Pero estaré muy alerta y atenta a cualquier cosa. Al menos tengo algo de mi defensa personal por si las moscas, si mis enemigos me quieren hacer daño. Claro que comenzaré a investigar y voy a cumplir la promesa de la mujer que me apareció en mis sueños...

—Quedad aquí y no movéis ningún lado mientras que hablo con alguien cerca en este lugar. — Reaccioné a escuchar lo que me dijo Marta.

—¿Qué dijiste?

—Quedad aquí y no... no me hagas repetir de nuevo — Marta frunció el ceño—. ¿Todo bien? Yo creo que estás muy pensativa por aquella madrugada que tuviste y que me aclaraste. Tranquila, como te dije, todo está bien, no va a pasar nada malo. Te aseguro que todo está controlado y que ojalá no se cumpla esta pesadilla... si pasara algo a Max, juro que nunca me perdonaré... prometí a Roxanna que lo protegería... En fin, tranquila y concéntrate desde hoy en adelante con sus estudios y su vida, ¿me oísteis? —Aclaré mi garganta y asentí—. Bien, quedad y no mováis nada hasta una nueva orden.

—Ok.

Vi a Marta de esfumar se al fondo del otro pasillo y luego me senté en el suelo cerca de un muro que estaba al frente mío. Mientras esperaba a Marta, saqué un libro de mi maleta que eché en el viaje por lo que era mi libro favorito y empecé a leer.

Estaba tan concentrada leyendo, unos minutos más tarde...

—¡Hola, diavolina! —Una voz muy conocida resuena desde mis oídos y yo ahogo un grito—. ¿Cómo amaneciste? Yo bien. —Me sonrió—. Wow, soy yo, por favor no me peguéis como la última vez aquella fiesta, ¿si os recuerda? — Claro que me acuerdo y me avergoncé... avergonzada yo, al carajo, se lo merecía.

—Que tal, bien. Gracias — le respondí—. A la próxima no me asustes así, por favor y claro que me acuerdo, te lo mereces...—Cerré mi libro y lo guardé en mi pequeña maleta.

—Así me respondes — me interrumpió e hizo una voz ronca—. Yo te saludé bien y tú...—Observé que tenía unas pequeñas ojeras, yo creo que no ha dormido nada y se veía muy cansado.

Vi que Max se sentó al lado mío, sonriéndome como un tonto.

—Perdón —me disculpé a Max—. Unas cuantas horas no pude dormir por lo soñé algo feo, esta madrugada me enfermé un poco... — Intenté sonreír a él, al menos estaba bien y Marta tenía razón, solo fue un sueño, diré una pesadilla. Ojalá que esta pesadilla no se cumpla—. También he estado un poco ocupada haciendo unas diligencias. — Le expliqué estos pequeños detalles.

—Yo tampoco pude dormir — me dijo Max"—. Porque estaba trabajando y a la vez pensando en....—pausó al instante y se acercó a mi oído en un susurro—... por aquel beso que me diste en el avión... no puedo sacarla de mi mente, no puedo. Sinceramente, fue algo tan sexy — Max giró y observó que nadie se daba cuenta de que estábamos hablando—... ¿queréis repetir este beso? Porque para mí, me encantaría hacerlo, probar de nuevo estos dulces labios. No me importa si fue una respiración boca boca, fue bastante muy romántico para mí.

Me sonrojé cuando escuché cada palabra que decía Max. Cuando estaba tan concentrada escuchando a Max, sentí un pequeño cosquilleo en mi pierna derecha. Miré que Max estaba deslizándose con el dedo índice desde abajo hacia arriba de mi pierna, muy despacito, pero muy despacito.

Un Amor En El Extranjero Parte 1 (EN BORRADOR) (En pausa, temporalmente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora