☆ Capítulo 29 Noche de amigos II ♡

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En el mismo momento, Max paró inmediatamente apenado por besarme.

—L....lo siento —tartamudeo—, sé que os me dijisteis que te dejaré espacio, pero la verdad no pude aguantarme de probar otra vez vuestros dulces labios; son muy suaves, delicados, muy suaves... eh... creo que repetí la palabra. — Max rascó la cabeza y se puso un poco nervioso—. Pero ti amerò per sempre... os traduzco "te amaré por siempre, mi diavo...

Ahora era mi turno de callarlo, al mismo tiempo dije "Shhh" y coloqué mi dedo en sus dulces labios.

—¿Qué significa esta señal? — se sorprendió Max. De repente, lo besé y él quedó paralizado; sin embargo, nos besamos de nuevo.

Segundos después, paré rápido y dije:

—L....lo siento, yo no quería hacerlo, no sé qué pasó... — otra vez nuestros labios están juntos.

De nuevo, el beso duró, pero esta vez más largo que hace más antecitos. Abrí los ojos con mucho cuidado y vi el espíritu de la mamá de Max sonriéndome a unos metros de nosotros y vi que apenas movió sus labios, creo que dijo "Gracias" y se esfumó su alma.

Max paró por un momento ya que se dio cuenta que me salieron unas pequeñas lágrimas y me dijo:

—¿Por qué lloras, estáis bien?

—Sí — respondí y sequé mis lágrimas.

—¿Segura? — Max me ayudó a terminar de secar mis ojos con sus dedos con mucho cuidado. Tenía los ojos fijos casi al frente donde estaba el alma de la mujer. Max giró y me miró como extraño.

—¿Qué estáis mirando? — empezó a asustarme por lo que mis ojos eran como una estatua—. ¿Mi diavolina? — Sobre salté y me fijé en sus ojos—. Visteis a alguien.

No quería mentirlo y asentí.

—¿Quién? — me preguntó curioso.

—Adivinas — Él pensó y rascó su barbilla.

—¿Mi madre? — adivinó.

—Sí — repliqué.

—Te dijo algo — alcé mis hombros que no sabía—. Pero... que extraño, si la última vez que me dijisteis que...

—Creo que me dijo algo "gracias", no sé exactamente — alcé de nuevo mis hombros—. Solo movió sus labios y al parecer dijo eso. — Max me sonrió y salieron unas lágrimas; le ayudé a secar sus ojos llorosos con mucho cuidado. Miró la tumba de su mamá y dijo:

—Gracias a ti, madre, por este hermoso destino que cruzó con Alexa — se arrodilló e hizo una señal tan linda, besó con sus dedos y luego tocó la tumba. Se paró y me miró, tocó mis manos y después me abrazó de nuevo.

Por poco tiempo, empecé a echar la bendición.

—¿Qué haces? — Max se extrañó.

—Estoy rezando — contesté a Max—. Ven, reza conmigo. Pedimos por el alma de tu mamá y de toda nuestra familia... ven, toca mi mano, hazlo.

—Pero... yo no soy tan creyente — dijo Max.

—Solo inténtalo y hazlo por tu mamá, y ella se pondrá feliz. Me imagino que ella era creyente y tú también... no cambies en eso y no culpes a Dios, sino a... mejor dicho, solo Inténtalo. Será breve.

—Vale... — me cogió mi mano antes de hacerlo y le dije que echamos la bendición también—. Eso sí no lo haré, es decir, solo te sigo y ya. — Lo miré de reojo—. Bien, lo haré, pero no me mires así, me intimidad.

Al final, Max echó la bendición, pero fue algo raro. En fin, lo hizo.

Al instante, comencé a rezar con unas lindas palabras:

Un Amor En El Extranjero Parte 1 (EN BORRADOR) (En pausa, temporalmente).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora