Los errores que no se olvidan

65 8 0
                                    


Los errores que no se olvidan

Tom Steve se había convertido en un joven fuerte y apuesto que, después de la repentina muerte de su padre debido a un infarto fulminante, se había convertido en el dueño y señor de la finca Steve.

Como cada tercer día, Tom iba a suministrar galones de leche al lugar que lo vio crecer a manera de donación. Llegaba muy temprano para poder dedicarse a sus otros deberes en su rancho.

Esa mañana, se llevó un gran susto al escuchar la voz de una chica amenazándolo con golpearlo.

Cuando se percató de que se trataba de Annie, su amiga de la infancia, entró en un estado de suma confusión.

Se habían visto en el festejo de Candy pero realmente no cruzaron palabra. La muchacha estaba demasiado ocupada con su novio a quien Tom conocía bastante bien pero además, le parecía que Annie no estaba a gusto pues daba la impresión de no sentirse ya familiarizada con el hogar de Pony como era el caso de Candy y de él mismo.

Estaba enterado de que Candy había regresado con los Andry y por eso le resultó aún más extraño verla ahí pues, después de aquella vez, no se había dignado a visitar a su amiga.

-¿Annie?

-¿Tom?- la chica en toalla soltó el palo de escoba.

-Pero, ¿qué haces aquí?

-Yo...-la chica se dio cuenta que estaba medio desnuda y salió corriendo.

Tom estaba desconcertado, temía que algo sucediera con Candy o con la Señorita Pony.

Tom solía quedarse a desayunar con las religiosas y los niños. Esa mañana no fue la excepción. Cuando entró al comedor ya estaban todos listos para comer. En cuanto lo vio Annie, ésta bajo la mirada. Tenía demasiada vergüenza pero el chico aunque estaba confundido con su presencia, no hizo ningún gesto y comenzó a comer.

Desde luego Tom poseía una gran fortuna, resultó ser el heredero Universal de Logan Steve pero, sus modales eran muy distintos a los de otros chicos ricos. Comía de manera veloz y atragantada, hablaba con la boca llena y daba grandes bocados. Annie no dejaba de observar y hacía muecas de asombro al ver que su amigo de la infancia tenía modales muy salvajes a su parecer.

El guapo vaquero terminó de desayunar, se limpió la boca y se levantó.

-Bien, es hora de regresar al rancho a trabajar.

-Gracias Tom por la leche.

-De nada. Nos vemos luego

El joven salió para alistar su carreta e irse. Annie ayudaba a recoger la mesa y miró por la ventana de la cocina al chico. Respiró profundo y decidió salir.

-Tom

El chico volteó extrañado.

-¿Qué pasa?

-Ay Tom, perdóname, pensé que era un ladrón.

-¿Un ladrón?

-No tenía idea de que venías tan temprano.

El chico dejó de hacer lo que estaba haciendo y volteó a ver a la menuda chica que lo miraba con angustia.

-¿Qué haces aquí Annie? Candy no está.

-Bueno yo...

-Me sorprende que una chica tan snob esté en este lugar.

-¿Snob?

-¿dónde has dejado a tu novio elegante ¿eh?

Annie volteó la cara y comenzó a derramar lágrimas. Nadie le había cuestionado por Archibald y no sabía qué responder.

Si todo hubiera sido así...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora