Cesar y Cleopatra

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César y Cleopatra

Después de la suntuosa fiesta, Candy se había concentrado en los cuidados de la tía abuela quien estaba lidiando con las consecuencias del abuso de postres y vino.

Cada vez que se sorprendía pensando en aquel comprometedor momento con Archie, agitaba la cabeza como si eso fuera suficiente para despojarlo de su memoria.

Por su parte Archie había decidido pasar toda la mañana en cama tratando de recuperarse del desvelo pensando una y otra vez en los ojos de Candy que la noche anterior habían penetrado hasta lo más profundo de su alma.

Nunca antes habían estado tan cerca y para el joven Cornwell, era como si una puerta se hubiera abierto para él.

El almuerzo se sirvió tarde. La señora Elroy tomó los alimentos en su alcoba mientras que Candy y Archie lo hicieron en el comedor. Ambos guardaban silencio, ninguno se atrevía a comentar sobre lo ocurrido pero sus miradas y sonrisas estaban llenas de cariño.

El mayordomo acercó a Archibald la correspondencia. Solo había llegado un expreso desde Río de Janeiro. Era de Albert y estaba dirigido específicamente a él.

Se sorprendió pues, de no ser por un asunto importante, Albert no lo hubiera mandando con carácter de urgente.

Lo leyó en silencio mientras le daba un sorbo a la taza de café. Se levantó casi de inmediato, provocando en Candy una gran preocupación.

-¿Pasa algo Archie?

-Es de Albert.

-¿Le sucedió algo?

-No...no es que...

-Vamos Archie, me espantas.

-Albert quiere que vaya ahora mismo a la Mansión Legan y me pide que no mencione nada a la tía abuela.

-¿A la mansión Legan? Pero, ¿para qué? Ellos siguen en Florida ¿no?

-Sí, así es pero...al parecer hay un problema grave que hay que arreglar.

-Iré contigo.

-Candy, esa casa te debe traer malos recuerdos.

-Mientras ellos no estén aquí.

-Bueno pues, iremos en media hora.

Candy tenía curiosidad, la casa Legan había sido el lugar en donde ella sufrió las peores humillaciones pero también guardaba un profundo cariño por ese lugar que le dio la oportunidad de conocer a Anthony, Stear y Archie. Pensaba que de no haber sido por todos los desdenes de los Legan, ella no hubiera sido adoptada por Albert. Pero además, le provocaba una tremenda preocupación que Albert hubiera sido tan puntual en pedir que no se le dijera nada a la tía abuela. Eso quería decir que se trataba de algo delicado que podría poner en riesgo la salud de su amada tía.

No había cambiado mucho esa mansión, los Legan ya no se paraban por ahí desde que decidieron irse a Florida. El portón se encontraba abierto y los muchachos Andry supusieron que no era inesperada su visita.

En la puerta principal se encontraba George junto con un hombre que Candy inmediatamente reconoció como el padre de Anthony.

Los muchachos se bajaron del auto. Archie corrió a saludar a los caballeros con ahínco.

-¡George! !

-Buenas tardes Señorito Archie, señorita Candy.

-Hola Archie, hola Candy

-¡Señor Brower! ¡Qué gusto verlo!

-¡Hola Padrino!

-¿Padrino?

Si todo hubiera sido así...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora