Capítulo 21 - Extraño

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*Esta historia tiene un alto contenido de violencia, lemon, lenguaje explícito.

*Lo escenarios que se usan son basados en cosas imaginativas, así como reales.

*Los personajes no son de mi propiedad son de Rumiko Takashi, solo son usados para crear ideas locas y bizarras.

*Historia de incesto, se recomienda mucha discreción.

*Si no eres fan de este género, favor de abstenerte a seguir leyendo, y retírate de forma cortes, sin dejar comentarios ofensivos ni atacar ni ofender a nadie, recuerda que es solo lectura y todos somos libres de imaginar lo que nosotros queramos.

*Si por el contrario decides quedarte, bienvenido a este mundo, toma asiento y disfruta de la lectura. 



Capítulo 21

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Capítulo 21

Extraño

Aceptare que tuve un pasado donde fui cobarde, me asustaba el no comprender. Mi yo de antes refleja en este momento la realidad. Todos los cielos que pinte aquí seguramente, alteran a mi efímero corazón. En mis sueños me sacudiré cualquier tipo de inseguridad, cubriendo mi cuerpo al volar en lo más alto.

Los gemidos se hacían cada vez mas intensos, las pieles aperladas en sudor. La seducción y la pasión en su punto más alto, los cuerpos se movían rítmicamente como si se tratase de notas musicales, tocada por la más fina pieza de música. Lentamente el hombre de cabelleras plateadas bajaba su rostro, justo a la altura de aquel abdomen de tersa piel, justo debajo del ombligo, lentamente comenzó a besar, succionando después, sin dejar de arremeter contra aquella intimidad.

Aquellas afiladas caderas se movían de atrás hacia adelante sin perder el ritmo, adentrándose a aquella cavidad, con mayor intensidad.

La joven no podía resistir aquello, lejos de provocarle aquella vergüenza que su rostro no podía ocultar, por una extraña razón, comenzaba a añorar cada vez mas de aquellos encuentros sexuales, donde ambos podían expresar sus más bajos instintos.

Observo al de ojos dorados, aquel abdomen esculpido, esos brazos tan bien trabajados, donde con solo pasar el dedo, trazabas aquella línea donde se encontraban los músculos, aquel rosto que parecía tallado por algún dios griego. ¿Por qué era tan perfecto? Alcanzo a tocar un mechón de aquel cabello plateado, enredándolo con los dedos y jalando solo en el momento justo, en que la penetración fue más intensa, obligándola a arquear la espalda.

No podía dejar de verlo, no podía dejar de ser tocada por él, su mente aun le reprochaba que aquello estaba mal, era un pecado, estaba consciente de ello. Pero ahora, no solo se veía con las manos manchadas de lo prohibido, las puntas de sus dedos estaban llenas de sangre, los rasguños que había dejado marcados en la espalda de su tío, habían sido bastante profundos.

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