Jack pensaba que las mejores aventuras empezaban a primera hora del día, tal vez por eso tendía a salir solo, a nadie le gustaba levantarse a las seis después de una larga excursión y él no podía esperar. Emily era incapaz de dormir después de las 6 a.m. desde que tenía unos nueve años, pensándolo bien, a lo mejor por eso no había crecido mucho. Una cita a las 5:30 a.m. en el lobby fue perfecta para ambos.
Rosaline no tenía la misma filosofía de vida que esos dos, tuvo que escoger entre ceder su cocina o ceder sus horas de sueño. Eligió dormir.
Los dos chicos se prepararon un par de sandwiches; un café y un té. Con alguno que otro roce incidental mientras uno tomaba el cuchillo para la mayonesa y el otro se cruzaba por un plato.
En realidad, Emily no acostumbraba desayunar ni cenar, por la mañana solo tomaba su té bien azucarado. Sin embargo, cuando apareció en la cocina, Jack ya tenía dos platos sobre la barra y se había dado el tiempo de despertar antes para poner una flor en el té. De hecho, Jack llevaba allí un buen rato, con hambre, pero la estaba esperando para comer juntos y que ella le dijera cómo se prepara ella el sandwich. Emily no podía nombrar el sentimiento que eso le provocó, así que fingió que no le importaba desayunar a las cinco y media en lugar de a las once.
Emily era orgullosa. Quería preparar su propia comida, sin embargo, no alcanzaba nada de los estantes altos. No quería tener que pedirle a Jack que las bajara, se dispuso a comer su sándwich sin mayonesa y su té sin azúcar. Él no comía ni con azúcar ni con mayonesa, pero tuvo que fingir que sí para no hacerla sentir mal cuando discretamente dejó los ingredientes sobre la barra.
A esas alturas ya se habían acostumbrado a saber que cualquiera de las palabras del otro podía ser usada en su contra. Por eso cocinaron en silencio, descubriendo que aquella convivencia silenciosa los llenaba de paz.
Una vez terminaron de comer, Jack se la llevó a la playa.
—Y bien... ¿Qué hay en el itinerario de hoy?
—Eso. —Jack señaló al sol naciente a lo lejos.
—¿El sol?
—No solo el sol, ¡el amanecer! El amanecer en la playa debe ser uno de los mejores espectáculos.
—Claro, entiendo —respondió Emily, consciente de que no entendía la obsesión de Jack con el sol. Tendría que recomendarle un buen bloqueador solar cuando volvieran a tierra.
Jack convenció a Emily de subir al techo del lobby, más que nada, ella aceptó porque tenía que elegir entre eso o subir a la torre de la tirolesa.
Ya estaban arriba, pero el sol aún no hacía acto de aparición.
—¿Ya habías observado el amanecer alguna vez? —averiguó Jack, siendo el primero en romper aquel silencio.
—Bueno, tendré que haberlo visto alguna vez, suelo levantarme temprano.
—Pero no me refiero a solo verlo, sino observarlo, prestarle toda tu atención.
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Una boda a la deriva
Romance❝Emily tiene que planear la boda de su ex junto a su peor enemigo en una isla desierta❞ Sinopsis completa en el interior. 🏆Ganadores en la ronda 2 del ONC 2024🏆