—Buenas tardes, señor Jimin —dijo Jungkook inclinándose levemente hacia delante con un ademán cortés. —Confío en que tanto usted como los niños hayan tenido un día agradable.
Había desaparecido el guerrero de belleza salvaje, oscuro pelo en enmarañado y mejillas cubiertas por una espesa barba, a quien le costaba incluso mantenerse erguido. El mentón de Jungkook había quedado limpiamente rasurado y perfilaba una línea fuerte, cincelada, digna de las manos de un escultor renacentista. Su cabello espeso, negro como el carbón, estaba lavado y cortado, formando rizos al final del cuello. Una levita gris marengo se ceñía a su cuerpo musculoso, con chaleco gris perla, camisa perla, pantalones de corte flojo y un corbatín aun lado con manos expertas en torno al cuello.
Eran las ropas de su padre, se percató Jimin mientras las estudiaba, pero habían conseguido ajustárselas de algún modo para que se adaptaran al cuerpo inmenso de su paciente creando líneas largas y fluidas. Su porte era alto y seguro, y sus movimientos ya no estaban entorpecidos por el dolor. De hecho, parecía de arriba abajo el prototipo de caballero elegante y refinado, preparado para ofrecer una cena a treinta invitados, o tal vez simplemente para salir a pasar el rato en su club favorito.
O en su hogar cerca de Inverness.
Una desconcertante noción de pérdida lo inundó, como si de pronto le arrebataran algo que empezaba a apreciar de forma considerable.
—Jimin nos ha llevado a ver unos cuadros de gente desnuda —informó Jamie pasando de un salto junto a Jimin y dejándose caer en un sillón junto a la chimenea, donde ardía un alegre fuego.
Como todos los niños, Jamie había entrado y salido innumerables veces de la habitación de Jungkook mientras él yacía convaleciente los días anteriores, pero no daba muestras de sentirse afectado en absoluto por su transformación.
—¿De veras? —Jungkook alzó una ceja divertida mirando a Jimin —¿Y os han gustado?
Jamie se encogió de hombros.
—Los cuadros de los barcos estaban mejor.
—La mejor parte ha sido cuando hemos ido a tomar el té —decidió Simon. —Me he tomado dos tazas con leche y miel y me he acabado uno de los bollos rellenos de grosella de Charlotte, que ella decía que no iba a comer.
Charlotte dedicó a Jungkook una mirada tímida.
—Para mí, con uno es suficiente.
—Y yo me voy a tomar dos tazas de té la próxima vez —añadió Grace —para que sea justo.
—Y yo voy a sentarme al lado de Jack la próxima vez —dijo Jamie, claramente ilusionado ante la perspectiva. —¿No es así, Jack?
Jack estaba repantingado junto a la puerta, preparado para escaparse en cuanto Jimin lo permitiera.
—Supongo que sí.
—Los desnudos eran preciosos —declaró Annabelle, adoptando un aire sofisticado mientras se colocaba cuidadosamente los pliegues de la falda sobre el sofá.
—No sé cómo podían tumbarse ahí sin ropa esas personas —comentó Simon frunciendo el ceño. —¿No tenían frío?
—Sólo posan así en verano —explicó Grace con gran autoridad. —Con el aire caliente no pasan frío.
—Es su amor por el artista lo que les da calor —canturreó Annabelle, agarrándose las manos sobre el corazón. —Eso y el conocimiento de que están haciendo grandes obras de arte.
Jungkook sintió que poco a poco una sonrisa tensaba las comisuras de su boca.
—Un punto de vista fascinante. ¿Qué opina del tema, señor Jimin?
![](https://img.wattpad.com/cover/366298676-288-k79105.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Corazón Prisionero x Kookmin +18
FanficEn el pasado fue un hombre poderoso. Ahora es sólo un asesino convicto. Jungkook, marqués de Jeon, sabe que no hay forma posible de librarse de la soga del verdugo. Pero está equivocado y un misterioso joven aparece en su tenebrosa celda y al amparo...