"Anoche yo..." "Anoche yo..." Dos simples palabras que seguían dando vueltas en la cabeza de Vienna sin que pudiese darle un significado preciso. ¿Anoche yo qué? ¿Qué se suponía que iba a decirle? ¿Que quiso poder arrastrarla a su habitación y tomarla hasta que la luz del sol se colará a través de las cortinas? O que después de lo que sus ojos habían visto, necesitaba refugiarse en su piel, en sus besos. No claro que no, aquello no debía ser. Pensó dándose cuenta de que la situación empezaba a salírsele de las manos. Es que si cerraba los ojos aún podía ver el terror bailando en aquellos rostros, en aquellos cuerpecitos mal nutridos. Con rabia apretó la mandíbula, aún no sabía cómo resolver el problema y eso la preocupaba mucho más que aquellos sentimientos que empezaba a desarrollar hacia la asistente.
Frustrada dejó escapar un suspiro antes de decidirse a salir del auto. La estructura que alguna vez fue una antigua casa de campo para familias de obreros, ahora se erguía frente a ella como un elegante restaurante en medio de la naturaleza. Por ser un día entre semana, no había demasiado movimiento, un par de autos en la zona del parqueo le indicaron que la persona con la que iba a encontrarse ya estaba allí. Echó un vistazo por encima de su hombro antes de atravesar la puerta para encontrarse con un fornido hombre que ejercía de jefe de salón.
— Señorita Russo, bienvenida. — la saludó invitándola a pasar. En el interior se respiraba un aire clásico y refinado; las mesas exhibían manteles blancos y vajilla de cristal, sillas de madera entallada del mismo color y lámparas de araña, formaban parte del amueblado, mientras que las paredes apenas decoradas con cuadros minimalistas y de color verde agua, remarcaban la elegancia. Dado que la antigua estructura no había sido modificada para el restaurante, cada ambiente formaba una pequeña sala. Siguiendo los pasos del hombre, Vienna fue conducida por una escalera hacia el segundo piso donde, y tal como había pedido, tendrían un salón reservado solo para ella y el hombre en cuestión. Asuntos de negocios iban a tratarse durante el almuerzo, así que la discreción y la privacidad eran necesaria.La ejecutiva, que ese día vestía un elegante vestido tubo bicolor, que se adaptaba a sus curvas a la perfección, no se mostró sorprendida al entrar en la sala y encontrarse con la presencia de Giaccomo Calvaro. El hombre que prestaba atención a su teléfono se levantó de la silla en cuanto notó la elegante figura de Vienna. Tres rigorosos besos seguidos de un apretón de manos fue lo que intercambiaron a pesar de que arrancarle la cabeza era lo que realmente Vienna deseaba.
— Vienna Russo — Giaccomo pronunció su nombre con respeto y la elogió tras recorrer su cuerpo de arriba abajo con descarada arrogancia.
— Giaccomo. Un poco exagerado, ¿no crees? — dijo la ejecutiva obviando su mirada para indicar al grupo de seguridad que como estatuas habían ocupado parte del salón.
— La precaución nunca está demás — contestó Giaccomo echando un vistazo a los siete gigantes que se ocupaban de su protección. Sin poder ignorar que a ella en cambio la seguían solo dos.
Greta y Genaro se acomodaron uno a cada lado de la puerta que daba acceso a la sala, mientras Vienna permitía que Giaccomo le ofreciera la silla.
— ¿Vino? — cuestionó ofreciéndole la botella que había pedido minutos antes y de la cual él ya se había servido.
Vienna sopesó la idea de rechazarlo, pero, al final, terminó aceptando, pues no quería hacerle un desaire al hombre. Necesitaba llevar la fiesta en paz con Calvaro porque lo que tenían que discutir era un asunto delicado; sobre todo ese otro asunto que le robó la tranquilidad y el sueño la noche anterior.
Un destello del beso con Andrea quiso colarse en su memoria, al recordar la noche anterior, pero lo devolvió a lo más profundo de su mente sin siquiera pestañear. No era momento para pensar en la asistente de su madre; no cuando a sus espaldas alguien estaba traficando con personas, con niñas. Pensar en eso hizo que la imagen de aquellas inocentes sustituyera la de Andrea. Se le revolvió el estómago con solo imaginar lo que pasaría con aquellas almas de no haberlas encontrado. La rabia amenazó con tomar el control de su cuerpo, pero no podía dejarla actuar.
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¿Lo dejaria todo por ti?
قصص عامة¿Cuál es la diferencia entre el amor y el odio? ¿Cuál es la línea que los separa? ¿Qué sucede cuando estos mundos entran en conflicto? ¿Y cuándo lo que creías justo deja de serlo? Si al veneno que alimenta el alma, se le descubre el antídoto, ¿cuánd...