Capítulo 30

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¿Cuándo fue la última vez que logró dormir sin que sus sueños fueran interrumpidos, o sin que su despertador la sacara de la cama cuando el resto del mundo aún seguía en las tierras de Morfeo? Andrea no lo recordaba. Desde que tenía memoria sus sueños habían sido controlados por el maldito aparato y luego las pesadillas lo habían sustituido con mucho gusto. Esa mañana tenía que ser la primera de toda su vida en la que despertaba advirtiendo sus músculos relajados debajo de las suaves sábanas de seda blanca. Con un bostezo se desperezó y escondió la cabeza bajo la almohada cuando notó los rayos de sol que se colaban en la habitación. Debí olvidar correr las cortinas, remoloneó cayendo en cuenta de que, si el sol entraba de esa manera en la habitación, pasaban de las ocho o nueve de la mañana. De un brinco salió de entre las sábanas para estrellarse contra la alfombra de color crema que cubría parte de la habitación cuando la tela se enredó en sus piernas. El estruendo lleno el silencio y provocó que alguien irrumpiera.

— ¿Se encuentra bien? — cuestionó Greta al entrar de forma precipitada; mucho antes de que Andrea tuviera la oportunidad de levantarse del piso.

La expresión de asombro mezclada con la vergüenza que se dibujó en el rostro de ambas mujeres fue digno de ser inmortalizado por una foto, pero por suerte, ningún flash se materializó.

—Ss... Sí —afirmó Andrea roja de vergüenza una vez que logró ponerse de pie.

— ¿Está segura? — reitero la guardaespaldas bajando la mirada a la alfombra al reparar en las piernas desnudas que se escapaban del pantalón corto de la asistente. — Lo siento. — la escucho decir notando el gesto y por el cual intentó cubrir su cuerpo con las sábanas, aun cuando llevaba un pijama de dos piezas bastante discreto. — Escuché ruidos y pensé que necesitaba ayuda — agregó dando la vuelta hasta quedar de frente a la puerta que seguía entreabierta.

— Estoy bien. Solo, solo me caí de la cama — explicó Andrea avergonzada y agradeció que la agente no pudiese ver su cara al reconocer el hecho.

— Si, si necesita algo, estaré aquí afuera. — indicó Greta utilizando más palabras de las que hasta ese momento había ofrecido a la asistente.

— Gracias — logró responder Andrea levantándose de la alfombra.

¿Raro? Si, demasiado si tenía en cuenta que la guardaespaldas no solía interactuar con ella más de lo necesario. Además de que solía estar pegada a la ejecutiva, lo que la llevó a otra observación. Por la cantidad de luz que se colaba a través de los ventanales podía suponer que pasan de las ocho de la mañana, tal vez más tarde así que Vienna e Isabelle tendrían que estar en la clínica. Sin ella. Mierda, joder, mierda. Maldijo mentalmente mientras corría al cuarto de baño. ¿Por qué su despertador no había sonado? ¿Y porque nadie vino a despertarla cuando se suponía que estaba allí para servir a la señora Isabelle? Si Vienna había prescindido de ella solo podía significar que las cosas estaban peor de lo que suponía así que necesitaba una nueva estrategia. Abriendo el agua en el lavamanos empapo su cara con ambas manos.

Greta. ¿Qué demonios hacía Greta fuera de su habitación y por qué irrumpió de esa manera? Se pregunto buscando su reflejo en el espejo. Mierda, joder, mierda. ¿Y si Vienna conocía su verdadera identidad? ¿Y si esa era la razón de su cambio? ¿Y si Greta estaba allí para deshacerse de ella ahora que Isabelle estaba en la clínica y no estaban en la isla? Joder, mierda, joder. Con movimientos apurados y poco coordinados se las arregló para vestirse sin dejar de ver la puerta de la habitación. Greta estaba del otro lado, así que escapar no era una opción. Podía intentar saltar al jardín, pero era probable que se lastimara en la caída ya que estaban en un primer piso. Tranquilízate, se ordenó. No estaba segura de poder tranquilizarse cuando era posible que su vida estuviera en peligro. Lleno sus pulmones de aire poco antes de abrir la puerta con manos temblorosas ya que no tenía más opciones. Del otro lado y justo como había dicho estaba la corpulenta mujer. Enfundada en un completo de pantalón, camisa y chaqueta negra, la guardaespaldas se activó al verla.

¿Lo dejaria todo por ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora