Tras evaluar y probar ambos vestido, Andrea terminó por ponerse el de color borgoña que la rubia sugirió. El ajustado modelo mostraba cada una de sus curvas, mientras que el cuello en V, enmarcaba sus senos y dejaba sus brazos y parte de su espalda por completo descubierta. La tela suave y delicada se pegaba como una segunda piel a sus cuerpo. No era la primera vez que se vestía elegante, pero si la primera vez que llevaba una prenda tan costosa. Pensó, intentando no romperse un tobillo mientras bajaba las escaleras. Estaba segura de que en sus treinta años de vida, las veces que llevó un vestido o tácanos tan altos podían contarse con los dedos de una mano; aun así, allí estaba, vistiendo aquel modelo que jamás habría escogido y lista para cenar con la única mujer con la que no debía involucrarse. La misma mujer que la esperaba a los pies de la escalera y que en cuanto notó su presencia se movió como toda una leonesa hacia su presa. Enfundada en un conjunto de pantalón blanco, chaleco con botones ajustado a los laterales y la chaqueta apoyada sobre sus hombros descubierto, Vienna le pareció mucho más hermosa e imponente que de costumbre. Su cabello oscuro recogido en un moño alto y la fina cadena de oro con un dije en diamantes a forma de trébol, hacían que su cuello resultar irresistible al tacto. Una reacción lógica si recordaba los besos compartidos unas horas antes y lo que habría pasado por culpa de estos. Sin dudas Vienna era una mala influencia sobre ella, pensó tragando la poca saliva que tenia cuando Vienna le ofreció la mano.
— No estoy segura de ser capaz de contenerme durante la cena. Estás hermosa—aseguró Vienna con la voz ronca y la mirada clavada en las piernas descubierta de Andrea.
—Yo no sé si sea capaz de cenar esta noche — respondió ella por puro instinto de supervivencia. El contacto con la mano de Vienna era suficiente para que todo su cuerpo reaccionara y el fuego que crecía en su interior se convirtiera en lava.
—Entonces, ¿por qué no descubrimos de lo que sí somos capaces? — dijo acompañando el comentario con una de esas sonrisas tan suyas. Una de esas que tanto le gustaban a Andrea.
***
— Genaro y Greta nos acompañarán esta noche, espero no sea un problema —se apresuró en decir señalando hacia la camioneta aparcada unos cuantos metros más allá de su auto. El mismo que Andrea le había visto conducir aquella noche.
—Supongo que no.— logro responder, aceptando el amable gesto de la pelinegra al abrir la puerta para ella. —¿Siempre están contigo?. — indagó de forma ingenua porque a pesar de que esa noche habría querido mostrarse frente a Vienna tal y como era, no podía abandonar la máscara. No podía salir de su personaje y del guion de aquella novela.
— Lamentablemente mi vida no es tan sencilla. Tal vez algún día te explique el porqué, pero ahora no hablemos de eso; de acuerdo. —respondió Vienna con un tono sincero, solemne y Andrea solo pudo asentir con el corazón encogido en el pecho. Allí estaba ella, mintiéndole a Vienna y mintiéndose a sí misma por deber, por justicia.
El roce de la mano de Vienna sobre la suya hizo que Andrea dejara sus pensamientos de lado y se concentrara en el presente. En esos momentos no debía pensar en nada más que no fuera en aquella cita. Déjate llevar. Le sugirió la voz de su corazón y sin poner resistencia decidió que esta vez el pequeño órgano tenía razón.***
Para sorpresa de Andrea y sin que hubieran ordenado nada, una botella de vino blanco fue dejada en la mesa que ocupaban. Habían conducido unos treinta minutos más o menos y ahora se encontraban sobre una plataforma que sostenía una espectacular terraza sobre un acantilado. El lugar era mágico, el mar se expandía frente a ellas de manera sublime y la atmosfera creada a base de luces suaves, hacía resaltar las mesas perfectamente vestidas con manteles blancos y vajilla de cristal. Una suave melodía creada por un violoncelo y un piano se dejaba escuchar de fondo, mientras que los camareros vestidos como pingüinos iban y venían entre las mesas donde las conversaciones eran apenas murmullos. El jefe de salón las había recibió con una sonrisa amable y tras conducirlas a la mesa que ahora ocupaban les deseo una fantástica velada.
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¿Lo dejaria todo por ti?
Ficción General¿Cuál es la diferencia entre el amor y el odio? ¿Cuál es la línea que los separa? ¿Qué sucede cuando estos mundos entran en conflicto? ¿Y cuándo lo que creías justo deja de serlo? Si al veneno que alimenta el alma, se le descubre el antídoto, ¿cuánd...