🌺Capítulo 18.5🌺

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Liars, Painful Melody

Extra —  Capítulo 18.5

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Mansión Ragnvindr — Mondstadt

La Ceremonia de Cierre del Ludi Harpastum había tenido lugar en la estatua del Arconte Anemo. Los residentes de Mondstadt habían disfrutado de sus últimas horas de gran celebración antes de que todos comenzarán a retirarse a sus hogares para descansar de esas dos semanas de continuo festejo, cerrando también todas las ventas con jugosas ganancias.

Erika había asistido junto con Tartaglia a la ceremonia del Atardecer; la pequeña dama ya estaba completamente en perfecto estado de salud y podía salir a disfrutar de las últimas horas de fiesta, además de que al ser acompañada por el Heraldo visitante, no había nada que temer, pues no cruzarian las puertas de la ciudad.

Cuando terminó la ceremonia, el Fatui le mencionó que tenía que ir a atender unos asuntos con unos agentes cerca de la costa, así que la acompañó hasta la Mansión Ragnvindr, donde le prometió que regresaría en un rato.

La joven noble se encontraba en esos momentos en la sala principal de la Mansión, leyendo uno de los tantos libros que tenía en su colección. Sabía que sus hermanos aún estaban de servicio y que su padre seguramente estaría cerrando las cuentas de las ventas que se habían registrado en el Ludi.

Adelinde varias veces le preguntó si le gustaría cenar de una vez, pero la azabache siempre rechazó la opción, diciendo que esperaría a que su familia regresara.

Pasó un rato más, hasta que Elzer se acercó hasta la sala en donde se encontraba la menor, llevando a su lado al joven de cabellos cobrizo que parecía cargar algo en sus manos.

—Señorita Erika, el joven Tartaglia ha regresado para visitarla— mencionó el ayudante para dar paso al Fatui.

—Muchas gracias, Elzer— agradeció, mientras el mencionando hacia una leve reverencia y se retiraba, dejando a ambos adolescentes solos —Bienvenido a la casa Ragnvindr, Ajax... Me alegra que hayas regresado.

—Jamás rompería mi promesa, mucho menos a una amiga— extendió sus brazos, entragandole una pequeña caja decorada, con un sencillo ramo de Margaritas Voladoras encima —En Snezhnnaya tenemos la costumbre de dar regalos a aquellos que nos hacen un favor o que simplemente nos invitan a su hogar... La Zarina mandó obsequios para tu familia por recibirnos en Mondstadt... Pero este es mi obsequio para ti por enseñarme tu Ciudad y compartir parte del Ludi Harpastum conmigo.

Las pequeñas manitas sostuvieron con cuidado la caja colocándola sobre su regazo, recargo el ramo de flores a un lado mientras deshacía el lazo que mantenia cerrado el regalo. Lo primero que había a su vista era una preciosa caracola estelar, un objeto muy raro en sus tierras.

—Hace mucho encontré unas en Snezhnnaya... Pero supe que en Liyue abundan bastante... Así que encargue que me trajeran la más bonita y brillante para poder obsequiartela junto a lo demás...

Un ligero sonrojo apareció en las mejillas de la chica, volviendo su mirada a la caja para ver que más contenía, encontrándose con un emboltorio algo duro que parecía tener algo en su interior. Al abrilo, el aroma dulce inundó su nariz, haciéndola sonreír al instante al ver una tarta con glaseado cremoso y espolvoreado con nueces trituradas, además de pequeños dulces alrededor.

—Es un pastel tradicional de mi nación; Poliot, que significa "vuelo", es de mis favoritos, además de que creí que quedaría perfecto por las fechas en tu país— su tono se torno un poco nervioso —Ese... Lo hice yo a mano... Estuve probando todo una y otra vez para asegurarme de que estuviera lo más rico posible... Por eso me tarde un poco en regresar... Espero que te guste...

—Ajax... No tenias que molestarte... No sé cómo agradecerte este detalle...

—Yo creo que incluso es muy poco... Eres una noble... Pero no sabia exactamente que darte y fue lo primero que pensé... De verdad me hubiera gustado poderte dar algo más—...

Las palabras del Onceavo fueron interrumpidas al sentir los brazos de la jovencita rodearle para terminar abrazándole, algo que lo tomó por completa sorpresa, para después sonreír y corresponder el gesto de la misma forma, aspirando con suavidad el aroma a flores que tenía aquella bella dama.

—En Mondstadt, un regalo sencillo pero que venga del corazón es mucho más valioso que cualquier otra cosa que pueda valer miles de moras...— se alejó levemente del contacto —Es un obsequio muy valioso para mí, Ajax... Muchas gracias.

—Me alegra que lo aprecie tanto, mi Lady— respondió con delicadez —Cuando vuelva a venir a Mond, traeré algo que igualmente sea de corazón, pero que este más a la altura de una doncella como usted.

—¿Volverás a venir?— preguntó con entusiasmo.

—Claro, aún tenemos pendiente lo de nuestro combate... Aunque más que eso, me gustaría descansar alguna vez lejos del bullicio de mi tierra natal, la tranquilidad de Mond es muy cómoda, y ahora que tengo una amiga tan linda con la que puedo pasar el rato aquí... Me gustaría volver a verte y conocernos un poco más... Tal vez tengamos aun más cosas en común de las que no nos dimos cuenta en esta ocasión por las circunstancias— explicó con su tono igual de alegre, haciendo brillar a aquellos orbes carmesi.

—Esperaré con ansias tu visita, Ajax.

—Y yo el volver a verte, preciosa— dijo con ese tono coqueto, haciendo reír a la menor. El Fatui levantó una de sus manos, alzando el dedo meñique, algo que llamó la atención de su compañera, levantando el propio —Hagamos la promesa del meñique, así ambos nos aseguraremos de volver a vernos.

"Si con el meñique lo prometes, lo mantienes toda la vida. Si la promesa rompieces, al hielo te arrojaría. Tu lengua se congelaria, ¡Y nunca más mentiras!"

—¿Es una canción de Snezhnnaya?, ¡Es muy linda!... Aunque un poco cruel...— murmuró aun con su dedo entrelazado con el del contrario.

Ajax sonrió hacia su comentario, para después responderle y seguir con sus últimas palabras de despedida entre ambos amigos que algún día se volverían a ver.

Por otro lado, cerca de la entrada de aquel salón, se encontraba el joven de cabellos azulados, recargado contra las paredes contrarias a la sala donde ambos chicos estaban conversando. Estaba cruzado de brazos, escuchando cada cosa y asomándose de vez en cuando a ver lo que acontecía dentro de la habitación.

Más que enojo, su mirada estaba cargada de aflicción, agachado su cabeza en un suspiro, para después caminar en dirección a las escaleras que llevaban a la planta alta de la Mansión.

—No seas idiota... Ella solo te ve como a un hermano...— se decía a si mismo en voz baja —Además... No puedes estar con ella... No puedes... No debes...— volvió a decirse con dolor.

Esas eran las palabras que se repetía una y otra vez, desde que aquel sentimiento había nacido en su corazón.

"Controla eso, Kaeya... El amor... No tiene lugar dentro del alma de los Pecadores... No tiene lugar dentro de ti..."

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