🌺Liars🌺[Flore Humanity I]

🌺Capítulo 24🌺

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Liars, Painful Melody

Prólogo — Capítulo 24

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Viñedo del Amanecer — Mondstadt

Las gotas de lluvia aun caían violentamente sobre el techo de la Finca vincola, el cielo aún lloraba por las desgracias que ocurrían dentro de los terrenos de una de las familias más ricas e importantes de Teyvat.

En una de las habitaciones, se encontraba el joven de cabellos añiles, recostado sobre la cama que siempre le había correspondido durante todos esos años. Sus ojos estaban rojos e inchados de tanto haber llorado en las últimas horas, pero al ver a su alrededor sólo volvían a humedecer se una vez más.

Diluc se había ido, no le había dicho nada a nadie, simplemente se había retirado del lugar, así que todos habían creído que no regresaría en un buen rato, tal vez cuando Kaeya ya hubiera desalojado el lugar. Que grave error pensar eso.

El pelirrojo había entrado por la puerta trasera y había subido igualmente a la planta de arriba, pero está vez se había encerrado en la oficina de su padre. No le dirigió la palabra a nadie, y todos sabían que no debían molestar a su Maestro en ese momento.

Kaeya había seguido las sugerencias de George, se había duchado rápidamente, lo menos que necesitaba ahora era resfriarse. El agua caliente le había ayudado a calmar el dolor que ahora sentía en cada parte de su cuerpo, seguramente por el uso de la energía elemental de su nueva visión. Se había vestido con algún atuendo casual que tenía, ni se había molestado en portar los trajes que siempre tenía puestos. Ya no era el Joven Maestro Kaeya, no era necesario.

Había empacado sus cosas, y apenas había llenado una maleta con algunas pocas prendas y pertenecías suyas. Sabía que llevarse gran parte de lo que había en ese lugar sólo lo haría deprimirse más, así que sólo le diría a Adelinde que las conservara o las tirara, como ella quisiera.

No había despegado su oído de lo que pasaba en una de las habitaciones cercanas a la suya, donde ahora se encontraba Frederica junto con uno de los doctores de Mondstadt atendiendo a Erika. Gracias a los dioses, habían podido salvar de milagro a la chica; un poco más y la pérdida de sangre hubiera sido fatal. Además de eso, la menor tenía una fiebre muy alta que debían tratar, y la herida debía ser limpiada adecuadamente.

Kaeya no se había atrevido a preguntar sobre la salud de Erika, la culpa lo estaba carcomiendo por dentro. Ella casi había muerto a manos de su hermano por su culpa.

Tanto fue el estrés, la tristeza y el llanto que Kaeya se agotó por completo, quedándose dormido durante un buen rato sobre el lecho de la cama, era la última vez que dormiría ahí.

Diluc le había dado un día entero para salir de su hogar, para salir de su vida, y aunque ahora mismo su corazón no tenía más que ira y repudio hacia el moreno, él iba a cumplir su palabra. Kaeya estaba dormido profundamente, pero su cuerpo aún se estremecía por su llanto y por el dolor.

El heredero del Clan vinicola no iba a salir de su encierro, no aún, tenía que pensar algunas cosas. Desde el momento en que los Caballeros habían dado a conocer su lado más asqueroso, Diluc había tomado una decisión, la cual se había remarcado con lo que acababa de pasar entre los tres hermanos.