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-Será mejor que no te acerques, Percival- Gellert alejó a su hijo del Pacto, el cuál tomó y guardó, tomando posteriormente a eso al Ministro y llevándolo hasta la salida del carruaje, lo miró a los ojos y sin más lo tiró al mar junto a su varita-
-¿Crees que muera? - pregunta el cobrizo con frialdad, posicionándose frente a su padre.
-Probablemente no- susurra mientras peina algunos cabellos de Percival, tomándolo después del mentón- te golpeaste-
-No es nada- Percival desvío sus ojos al mar- Tú luces fatal- intenta hacer el ambiente menos pesado, aunque tampoco decía mentiras.
-Vamos a Nurmengard, tenemos que hablar de algo importante- Gellert le extiende la mano para usar magia de aparición, Percival suspiró y se acercó a él, cerró los ojos suspirando, siempre se mareaba mucho al aparecer, por lo que solo se aferró a la camisa de el albino.
Después de sentir un mareo azotarlo, estaban en el castillo de, los seguidores de Grindelwald estaban por todos lados, abrió los ojos y se apartó de su padre mientras se tambaleaba un poco con náuseas.
Percival caminó al castillo, evitando a los demás, observó de reojo como Credense se acercaba a su padre, apretó los puños y entró, subiendo las escaleras hasta su habitación.
La habitación era grande, con las paredes de color blanco, la cama era tamaño medio, pintada de negro con sábanas y almohadas turquesa oscuro y gris a juego, habían libreros desde al suelo al techo repletos de libros y una pequeña cama de perro al lado de la cama con sábanas y algunos juguetes alrededor, era bastante simple, sacó a Antonio de sus ropas y lo puso en el pequeño espacio, acariciando su cabeza.
-Ya no puedo con esto Antonio- suspira mientras se acuesta en la cama, con los ojos un poco llorosos- ¿Qué hago para que me quiera? -Percival mira a Antonio para después alzarlo y ponerlo en su pecho- ¿Deberiamos irnos?
La criatura solo se frotó contra él, Percival sonrió y se levantó.
-Iré a a la ducha, quédate aquí y no vuelvas a morder nada, para eso están los juguetes- Percival caminó a una de las paredes y apartó una especie de póster grande, había una puerta, la abrió y entró, era un enorme clóset junto a la entrada al baño, se desnudó y caminó a la tina, llenandola con magia para después sumergirse en ella, se sentía abrumado.

𝔓𝔞𝔠𝔱𝔬 𝔡𝔢 𝔖𝔞𝔫𝔤𝔯𝔢 (Grindeldore) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora