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Percival corrió hasta la entrada de aquel hermoso castillo, por alguna razón no podía aparecer dentro de él, así que tenía que caminar un poco, pero tampoco se podía quejar, la vista ahí era fantástica.
Al llegar fue directamente a buscar a Dumbledore en donde lo había visto la otra vez, al llegar se asomó disimuladamente, no había estudiantes, el hombre estaba en el escritorio, viendo algo en su mano detenidamente con algo de tristeza.
Caminó hasta dentro del aula, llamando la atención del mayor, quien rápidamente se enderezó para mirarlo.
-Joven Percival, que sorpresa...- Le dice con notable sorpresa. El Dumbledore se levantó para caminar hasta el pelirrojo.
-Hola, ví la oportunidad de venir y no quise desaprovecharla. Espero no haber llegado en un mal momento-
Percival sonrió levemente mientras llegaba frente a Dumbledore, un pequeño escalofrío recorrió su espalda al verlo, era ese sentimiento extraño pero familiar que había sentido la otra vez que convivió con el hombre.
-No, para nada, al contrario, llegó en buen momento. Vamos, siéntese- Le pide Albus mientras sostiene el hombro de Percival a modo de saludo.
El Grindelwald menor se emocionó un poco al recordar el por qué estaba allí. Se sentó frente al escritorio y esperó a que Dumbledore también se acomodara.
-Dumbledore, necesito que me hable de mi padre- Le pidió con algo de súplica en su voz, sintiendo sus latidos acelerarse gracias a la emoción que crecía en su pecho.
El mayor se tensó levemente ante el pedido de Percival, suspiró un momento para intentar relajarse y observó al contrario.
-¿Qué desea saber exactamente?- Habló con suavidad y algo de melancolía.
-Bueno... Usted dijo que lo conocía antes de que fuera un mago tenebroso, dígame cómo era... O si sabe algo sobre mi madre, cosas así- Le dice con lentitud y algo de inseguridad.
Dumbledore sonrió con pesadez, sintiendo su pecho apretarse de a poco.
-Conocí a tu padre en el verano de 1899... Él había llegado al Valle de Godric para vivir un tiempo con su tía abuela... Como es un lugar pequeño nos conocimos rápidamente. Éramos de casi la misma edad, ambos teníamos cierto gusto por experimentar y conocer más sobre la magia... En fin, nos llevamos bastante bien-
Percival permaneció en silencio, escuchando detenidamente a Dumbledore, no se atrevía a hablar aún.
-Sobre el cómo era... Bueno, Gellert era un joven encantador, siempre fue muy amigable a su manera, sabía hipnotizar con sólo unas cuantas palabras, normalmente hablaba sólo de la magia y su afición por Las Reliquias de la Muerte-
-Bueno, esa afición sigue- Habló el menor con un poco de diversión.
-Sí, eso pensé... Yo siempre pensé que eso sólo era una historia, pero al final él logró convencerme de lo contrario-
-¿Por cuánto tiempo estuvieron en ese lugar? Por la manera en que habla de él se ve que eran cercanos... O bueno, eso parece, ya que lo llamó Gellert hace rato-
-Sí... Él y yo nos relacionamos durante 2 meses, te parecerá ridículo pero ese poco tiempo se sintió como si fueran años- Los ojos de Percival se apagaron ligeramente mientras daba una tenue sonrisa.
-No, no es ridículo, entiendo bastante bien eso... Pero Dumbledore, no entiendo algo, ¿Qué tipo de relación tenían ustedes dos?- Le preguntó con curiosidad junto con un poco de seriedad.
-Amigos, compañeros, no importa realmente. Al final fue sólo una relación de conveniencia-
Percival abrió levemente la boca para hablar, más antes de hacerlo soltó un pequeño quejido, llevando su mano hasta su cuello, donde estaba aquel collar con el símbolo de Las Reliquias de la Muerte. Gellert lo estaba llamando...
-Profesor, tengo que irme ya- Le dice con voz temblorosa, acariciando el símbolo suavemente.
-Está bien, intente no meterse en problemas, Percival, ese moretón se ve bastante mal-
El más joven ensanchó los ojos, había olvidado el golpe, sonrió levemente y se levantó.
-Intentaré no hacerlo, profesor. Vendré en cuanto pueda- Finalmente salió de la Oficina, caminando con algo de prisa hasta la salida. Una vez estuvo fuera de los terrenos de Hogwarts pudo usar aparición.
Se tambaleó levemente mientras su vista intentaba enfocarse, estaba en la habitación principal de Nurmengard, se enderezó al observar a su padre frente a él.
-¿Me llamaba, Grindelwald?- Le preguntó con seriedad, se sentía un poco intimidado, su confianza estaba en niveles bajos en ese momento, y sabía que Gellert Grindelwald lo sabía muy bien...
-Necesito que investigues algunos lugares- Se limitó a decirle con voz seria, caminando con lentitud alrededor del menor antes de tomarlo de las mejillas, examinando el golpe.
-¿Cuáles lugares?- Dijo con algo de dolor ante el agarre.
-Sabes que fue tu culpa, ¿Verdad?- Le susurró antes de pasar su mano por la mejilla de Percival, curando el hematoma.
-¿Qué se supone que fue mi culpa?- Le dijo entre dientes al mayor, sintiendo una pequeña corriente eléctrica pasar por su mejilla gracias a la magia que empleó Grindelwald.
-Eres imprudente, Percival, gracias a eso te golpee, gracias a tu inmadurez siempre te metes en problemas- Volvió a susurrarle cerca de la cara.
Los labios del menor tamblaron levemente, sintiendo ganas de llorar. Mordió el interior de su mejilla, intentando hablar con normalidad.
-N... No es cierto- Tartamudeó con voz quebradiza.
-Es cierto, cariño, y lo sabes bastante bien, siempre has sido una decepción, y aún así te he mantenido como mi hijo. Así que tienes que empezar a ser más agradecido obedecer- Percival tragó en seco, recostando su frente en el hombro de su padre mientras el contrario lo abraza con frialdad.
"¿Por qué no puedo odiarlo?" Pensó fugazmente el Grindelwald menor antes de cerrar los ojos, dejando que una pequeña lágrima se escapara de sus ojos.

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⏰ Última actualización: Nov 08 ⏰

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𝔓𝔞𝔠𝔱𝔬 𝔡𝔢 𝔖𝔞𝔫𝔤𝔯𝔢 (Grindeldore) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora