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Nota:
Mores perdón por no haber actualizado, estaba en exámenes y no tenía mucho tiempo, ya los terminé y mañana salgo a vacaciones así que voy a estar subiendo caps estos días para no dejar el fanfic tan abandonado, espero les guste, saben que si tienen alguna sugerencia o por el estilo me pueden escribir en los comentarios o en mi perfil, gracias, los quiero y perdón nuevamente. 💕

Ambos varones salieron de aquel bosque con lentitud, Percival quería hablar, mas no quería parecer sospechoso, manipular a Alexander sería complicado, era diferente a sus demás juguetes.
-¿Cuál es su posición trabajando con mi padre?- El pelirrojo dirigió su mirada al mayor, buscando sus ojos.
-Se podría decir que estoy cerca de ser su mano derecha, hasta ahora he superado todas sus pruebas- El comportamiento de aquel castaño no parecía cambiar.
-Eres modesto- Piensa en voz alta antes de detenerse en la entrada del castillo, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro- Gracias por acompañarme -Percival se acercó con sutileza, dando un pequeño beso en la barbilla del más alto, algo simple, así se daba inicio a su rutina.
-Lo veo luego, Percival -Alexander hizo una pequeña inclinación de cabeza, pareció mover algunos músculos con rapidez.
-Por supuesto -Un paso tras otro se adentró al edificio, en dirección a las escaleras que dirigían a sus aposentos.
Su mano se deslizó por la madera, abriendo la puerta con cuidado y entrando.
-Que cansancio -Suspira mientras pone el seguro, colocó a Ópalo sobre el escritorio y se tiró a la cama, haciendo que Antonio se remueva -Se me quitaron las ganas de estar afuera... ¿Será algo más? -Susurró mientras se acomodaba boca arriba -La presencia de Alexander es... Pesada, ¿No lo crees Anto? -Cuestiona desconfiado, suspiró nuevamente y cerró los ojos -Necesito un baño-.
Percival se levantó con pesadez, deslizó su blanca camisa por su cuerpo hasta que ésta cayera al frío suelo, posteriormente, desabrochó su pantalón con lentitud y lo bajó hasta su tobillo, dejándolo junto a la camisa, no se molestaría en recoger su ropa hasta más tarde.
-Que agotamiento por Merlín -Gimió acostándose en la esponjosa pero firme cama -¿Qué crees que debamos hacer mi amor? -Su voz se endulza mientras tomaba a Antonio, colocándolo en su brazo para poder abrazarlo- Tienes que ayudarme bebé -Besó sus escamas con cariño, cerrando sus ojos.
Su alrededor se calló mientras la respiración de Percival se presentaba con tranquilidad, cada músculo de su cuerpo parecía relajarse mientras las cómodas sábanas y almohadas pegaban en su cuerpo.
Y entonces, sus ojos se abrieron con exaltación.
-La carta -Dice mientras pone con cuidado a la criatura en la cama y se levanta, buscando aquel papel entre sus ropas.
-Aquí está -Dice emocionado mientras abre el sobre -Ven a ver Antonio-

"Joven Percival, me alegra recibir su carta, me gustaría poder hablar sobre la visión que tuvo, espero y pueda visitarme lo más antes posible, le recomiendo que no me comunique nada serio por cartas, ya que alguien más podría leerlo, también necesito platicar algunas otras cosas.
Dumbledore."

-Bueno... No fué lo que esperaba pero, al menos parece que me ayudará -Su voz parece algo decepcionada.
-¿Cartas tan temprano? -Su voz llenó la habitación, enfocando sus ojos bicolor en el menor.
Las cuencas de Percival miraron al frente, que oportuno.
-Nunca vas a anunciarte antes de entrar, ¿Verdad? -El pelirrojo apretó la carta en su mano, arrugando el papel y haciéndolo cenizas.
-No veo la necesidad -El Grindelwald mayor caminó con su característico aire de superioridad, o como mejor calzaba, de control.
-¿Quién es? -Una de sus manos se acercó hasta los naranjas cabellos del menor, acariciandolo con lentitud.
-Un conocido, no es de importancia -Percival giró su cabeza a un lado, sin dejar de conectar sus miradas, parecía una competencia de quién lograba ver la mente del otro primero.
-¿Otro juguete? No deberías arriesgarte a jugar tanto -La burla era clara, sin duda ambos eran muy similares, tal vez por eso nunca se llevaron bien.
Percival sintió la atenta y penetrante mirada de su padre, a lo que desvió la mirada, en esos momentos su mente no era la más fuerte, se levantó de la cama y sonrió.
-¿Y desde cuándo te interesas por lo que hago? Y sobre todo, con quién lo hago -inquirió sonriendo, su padre sonrió de regreso con satisfacción.
-Quiero cerciorarme que no hagas una estupidez-
Percival soltó una risa.
-¿Una estupidez? ¿Yo? Sé que no confías en mí, pero créeme eso sería lo último que haría, y por favor, no pienses que es gracias a tí, porque durante toda mi vida he visto y aprendido cómo conseguir lo que quiero sin necesidad que alguien esté conmigo- Se notaba su disgusto, estaba harto de que su padre lo tratara como si aún tuviera 8 años.
-Muy bien, de ser así esperaré que no vuelvas a cometer ni un sólo error, Percival, no querrás ser tachado entre los Grindelwalds, ¿O sí?- Con una última sonrisa de superioridad, giró sus talones y salió de la habitación.
-Que molesto- La mandíbula de Percival se aprieta mientras va a cerrar la puerta.
-Será mejor que vaya a Hogwarts- susurra mientras toca el collar en su cuello -Aunque tengo que lidiar con ésto-
El joven caminó hacia el clóset, sacó un pantalón marrón oscuro y una camisa champán.
-¿Corsé o chaleco?- Colocó una mano en su cintura y meditó, finalmente sacó el corsé que hacía juego con el pantalón.
Se vistió con rapidez y se puso los mismos zapatos de la mañana.
-Espero no causar revuelo cuando aparezca- susurró mientras se intentaba relajar.

𝔓𝔞𝔠𝔱𝔬 𝔡𝔢 𝔖𝔞𝔫𝔤𝔯𝔢 (Grindeldore) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora