Capitulo 4

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- ¿Este es tu auto? - preguntó mirándolo.

- Sí, está bonito - respondió tímidamente abriendo la puerta de los pasajeros y dejando sus cosas allí para luego abrir la puerta del piloto - no es muy grande o costoso pero está bien para mí - dijo antes de entrar al auto.

- Sí - susurró Rocio abriendo la puerta del copiloto y entrando al auto, y mientras Samantha lo encendía y preparaba, no podía desviar el hecho de que seguía usando su anillo de casada - ¿No te pondrás el cinturón de seguridad?

- No, a lo mejor chocamos y si me lo pongo en el peor de los casos podría salir con vida - respondió poniendo en marcha el auto a lo que Rocio rápidamente se puso el cinturón de seguridad y se agarró fuertemente de la manija del techo.

- ¿No te da miedo morir? - preguntó Rocio.

- Si muero sería el primer favor que Dios me hace - respondió Samantha simplemente sin quitar su vista del camino.

- Creo que el primero fue hacerte naturalmente bonita - le sonrió encogiéndose de hombros y Samantha la miró antes de reír suavemente.

- ¿Quieres ganar puntos conmigo? - Preguntó tímidamente - me has adulado mucho últimamente.

- Cuando nos conocimos fui muy grosera, arrogante y tonta - reconoció un poco apenada - fue antes de darme cuenta de lo buena que eres.

- ¿Y si no lo fuera? - preguntó de vuelta - seguirías siendo grosera, arrogante y tonta - se encogió de hombros - creo que nunca deberías ser hipócrita, Rocio - la chica de ojos miel suspiró, sabía que tenía razón.

- Supongo que tienes razón - susurró un poco apenada.

- Pero no te pongas triste - le sonrió luego de unos segundos - estás a tiempo de hacer las cosas bien y mejorar.

- Tienes pensamientos muy optimistas como para ser una suicida - bromeó en una sonrisa.

- No soy suicida - rodó sus ojos mientras reía - es solo que no tengo razones para querer vivir... - se dio cuenta de lo mal que se escuchó aquello - lo que trato de decir es que por ahora mi vida no es muy diferente a no tener ninguna - sonrió, eso sonó mejor de lo que pensaba.

- ¿Así te sientes, eh? - preguntó suavemente. Samantha asintió sin verla - pero la vida tiene muchas cosas bellas.

- ¿Cómo cuál? ¿El matrimonio? - rió irónica - por favor.

- Tal vez no lo ves así porque te casaste con la persona equivocada - respondió encogiéndose de hombros.

- Como todo en mi vida - suspiró - es gracioso porque tú eres mayor que yo.

- Sí, y tú tienes un doctorado y un ex esposo - no pudo evitar reír - yo tengo ganas de aprender.

- Rocio, tú no eres tan desagradable - rió un poco - ¿Por qué te portaste tan arrogante hace unos días? - la chica de ojos miel sólo se encogió de hombros sin saber realmente qué responder. Samantha lo notó y prefirió no seguir hablando hasta que llegaron al súper mercado - ya llegamos - la chica sólo asintió y bajó del auto cuando Samantha lo estacionó, al bajar se abrazó a sí misma ya que la noche estaba acompañada de una brisa fría.

La notó un poco diferente cuando llegaron al súper mercado, al parecer Rocio estaba desanimada y no alzaba mucho su mirada. Sin embargo Samantha no le prestó mucha atención ya que para ella sentirse así era normal, así que sólo entró al gran lugar con ella a su lado, dentro al menos era menos frío.

- ¿Qué te gusta comer? - le preguntó mientras tomaba una canasta para la compra que esperaba no fuera muy grande.

- Lo que quieras darme para mí está bien - respondió simplemente - aunque... si no es carne sería mucho mejor.

Paper Hearts || Factor RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora