- ¿Este es tu auto? - preguntó mirándolo.
- Sí, está bonito - respondió tímidamente abriendo la puerta de los pasajeros y dejando sus cosas allí para luego abrir la puerta del piloto - no es muy grande o costoso pero está bien para mí - dijo antes de entrar al auto.
- Sí - susurró Rocio abriendo la puerta del copiloto y entrando al auto, y mientras Samantha lo encendía y preparaba, no podía desviar el hecho de que seguía usando su anillo de casada - ¿No te pondrás el cinturón de seguridad?
- No, a lo mejor chocamos y si me lo pongo en el peor de los casos podría salir con vida - respondió poniendo en marcha el auto a lo que Rocio rápidamente se puso el cinturón de seguridad y se agarró fuertemente de la manija del techo.
- ¿No te da miedo morir? - preguntó Rocio.
- Si muero sería el primer favor que Dios me hace - respondió Samantha simplemente sin quitar su vista del camino.
- Creo que el primero fue hacerte naturalmente bonita - le sonrió encogiéndose de hombros y Samantha la miró antes de reír suavemente.
- ¿Quieres ganar puntos conmigo? - Preguntó tímidamente - me has adulado mucho últimamente.
- Cuando nos conocimos fui muy grosera, arrogante y tonta - reconoció un poco apenada - fue antes de darme cuenta de lo buena que eres.
- ¿Y si no lo fuera? - preguntó de vuelta - seguirías siendo grosera, arrogante y tonta - se encogió de hombros - creo que nunca deberías ser hipócrita, Rocio - la chica de ojos miel suspiró, sabía que tenía razón.
- Supongo que tienes razón - susurró un poco apenada.
- Pero no te pongas triste - le sonrió luego de unos segundos - estás a tiempo de hacer las cosas bien y mejorar.
- Tienes pensamientos muy optimistas como para ser una suicida - bromeó en una sonrisa.
- No soy suicida - rodó sus ojos mientras reía - es solo que no tengo razones para querer vivir... - se dio cuenta de lo mal que se escuchó aquello - lo que trato de decir es que por ahora mi vida no es muy diferente a no tener ninguna - sonrió, eso sonó mejor de lo que pensaba.
- ¿Así te sientes, eh? - preguntó suavemente. Samantha asintió sin verla - pero la vida tiene muchas cosas bellas.
- ¿Cómo cuál? ¿El matrimonio? - rió irónica - por favor.
- Tal vez no lo ves así porque te casaste con la persona equivocada - respondió encogiéndose de hombros.
- Como todo en mi vida - suspiró - es gracioso porque tú eres mayor que yo.
- Sí, y tú tienes un doctorado y un ex esposo - no pudo evitar reír - yo tengo ganas de aprender.
- Rocio, tú no eres tan desagradable - rió un poco - ¿Por qué te portaste tan arrogante hace unos días? - la chica de ojos miel sólo se encogió de hombros sin saber realmente qué responder. Samantha lo notó y prefirió no seguir hablando hasta que llegaron al súper mercado - ya llegamos - la chica sólo asintió y bajó del auto cuando Samantha lo estacionó, al bajar se abrazó a sí misma ya que la noche estaba acompañada de una brisa fría.
La notó un poco diferente cuando llegaron al súper mercado, al parecer Rocio estaba desanimada y no alzaba mucho su mirada. Sin embargo Samantha no le prestó mucha atención ya que para ella sentirse así era normal, así que sólo entró al gran lugar con ella a su lado, dentro al menos era menos frío.
- ¿Qué te gusta comer? - le preguntó mientras tomaba una canasta para la compra que esperaba no fuera muy grande.
- Lo que quieras darme para mí está bien - respondió simplemente - aunque... si no es carne sería mucho mejor.
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Paper Hearts || Factor R
FanfictionSamantha trabaja como abogada en una prestigiosa firma de abogados. Rocio acaba de graduarse de la escuela de derecho. Samantha no estaba interesada en nada más que en sus libros. Rocio no estaba interesada en nadie más que sí misma. Samantha odiaba...