Capitulo 34

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Día de la boda, día del parto.

– ¿Dónde está Samantha? – le preguntó Rocio muy nerviosa, debido a que era el día de su boda – ¿Dónde está? – volvió a preguntar preocupada. Marco apartó su mirada de las listas que leía para dedicarle toda su atención a su hija, reconociendo aquel tono en su voz.

– Samantha está con Sebastián y Félix en camino – le respondió su padre. Rocio mordió su labio – ¿Qué te preocupa?

– ¿Y sí se arrepiente? – preguntó en un susurro mientras que acercaba sus manos a su boca. Marco sonrió ante esa disparatada idea, Samantha adoraba a su hija – ¿Y sí decide darle otra oportunidad a Félix? – volvió a preguntar – ¿Y sí me deja? – sus ojos se cristalizaron con esa pregunta.

– Rocio, por favor – rió un poco, sin embargo entendía a su hija, tenía miedo de perder al amor de su vida – Samantha te ama muchísimo y yo he sido testigo de eso. Su pequeño nacerá muy pronto, y tú eres su mamá también ¿O se te olvida? – los ojos de Rocio se sintieron angustiados al pensar que Samantha podría irse con el bebé y dejarla sola – Samantha decidió pasar el resto de su vida junto a ti...

– Primero decidió hacerlo con Félix – interrumpió mirándolo fijamente, entonces Marco sonrió.

– Y tú con Noah – fue la respuesta que hizo sentir confusión a Rocio.

– Pero Noah me dejó y... – intentó contradecir antes de rendirse ante la mirada de su padre y suspirar – no puedo hacer comparaciones. Samantha no es como Noah, y el día en que me dejaron plantada fue el mismo día en el que ella perdió a su hijo – volvió a suspirar – Samantha me ama porque decidió darle otra oportunidad a ser feliz – Marco asintió viendo cómo su hija volvía a sonreír – te quiero, papá – le dijo antes de abrazarlo y que él le correspondiera de inmediato – gracias – susurró. Marco cerró sus ojos, ese día le entregaría el amor de su vida al amor de la de ella, confiando ciegamente.

– ¡Voy a llegar tarde a mi propia boda! – desde el asiento de atrás soltó Samantha por enésima vez, fallando en alterar a Félix quien iba conduciendo tranquilamente – ¡¿Podrías acelerar?! – Félix se limitó a reír.

– No puedo conducir encima de los demás autos, cariño – respondió en una risa, había mucho tráfico – no es apropósito.

– ¡¿Cómo qué no?! – volvió a soltar.

– Samantha, cuidado con Junior – sugirió Sebastián desde el asiento del copiloto, preocupado por una de sus mejores amigas. Samantha lo miró a través del retrovisor y el chico sintió escalofríos – solo digo – dijo casi inaudible encogiéndose en el asiento.

– Amor, tranquila – le pidió Félix, quien después de tantos años no podía dejar de llamarla por apodos cariñosos, claro, creía que se los diría por el resto de su vida – ya vamos avanzando – dijo a menos de 20km/h pues el tráfico no dejaba que fuera más rápido – más rápido que el viento – rió ante su magistral chiste.

– Recuérdame por qué no estoy conduciendo yo, por favor – dijo Samantha recostando su cabeza en el asiento, cerrando sus ojos para intentar tranquilizarse.

– Dustin es un niño muy grande – respondió Félix en otra risa. Samantha sonrió a pesar de estar estresada, su ex esposo al fin parecía estar genuinamente feliz desde la muerte de su hijo – y no te permite caber en el asiento – el ceño de Samantha se frunció mientras que Sebastián intentaba contener su risa – soy el mejor – dijo orgulloso.

– ¿Crees que mi hermanita haya venido? – preguntó Samantha calmadamente, en ese momento Félix dejó de reír – yo les envíe las invitaciones, pero sinceramente solo me importa que venga mi hermanita – el hombre asintió. 

Paper Hearts || Factor RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora