Capitulo 11

202 25 3
                                    

– Ella no lo tomó bien – le dijo Osvaldo en un suspiro – sabías que Samantha estaría allí, no debiste ir y enfrentarla así.

– Vi la oportunidad y la tomé – respondió aun con su vista fija en el techo de su departamento – quería ver con mis propios ojos que estaba bien.

– Sí, ahora quieres verlo todo – le dijo Osvaldo un poco molesto – sabes que ella te odia, Félix – el hombre se encogió de hombros.

– No me odia, odia que no haya evitado la muerte de nuestro hijo – respondió Félix moviendo nervioso su pulgar por el vaso de vidrio que tenía en su mano – ¿Acaso cree que a mí no me duele? – Osvaldo se encogió de hombros – cree que es la única que tiene derecho a sufrir.

– Tú no fuiste un gran apoyo cuando mi sobrino murió – respondió Osvaldo y en ese momento Félix lo miró fijamente, provocando una pequeña punzada en su cabeza – salías cada noche a cualquier bar a beber hasta desmayarte. Dejaste a Samantha sola en esos momentos así que no te hagas la victima ahora.

– Claro, todos del lado de Samantha porque ella era la madre – rió irónico – yo era el padre, Osvaldo. Adoraba a mi hijo, amaba a Samantha – suspiró dolido, arrepentido de tanto – nunca he dejado de amarla.

– Quisiera decir lo mismo por ella – respondió Osvaldo – pero tú y yo sabemos que eso ya no es así – Félix negó con su cabeza sonriendo un poco.

– No mencionar a mi ex – dijo recordando lo que pudo leer del cartel – siempre decía eso cuando peleábamos, le decía a Noah que papá era el ex de mamá – rió haciendo reír a Osvaldo por el recuerdo tan lejano pero a la vez tan cercano – los extraño, los extraño muchísimo – dijo antes de volver a tomar de su vaso de licor.

– Samantha y tú siguen inmersos en el recuerdo de Noah – dijo Osvaldo preocupado – primo, debes dejar de tomar y seguir. Están a punto de despedirte de nuevo.

– Estoy cerca – dijo seguro – estoy cerca de encontrar a la persona que me quitó a mi hijo y a mi esposa. Lo verás, Osvaldo. El fin de la vida de mi hijo solo inició una cuenta regresiva.

– Félix... – advirtió Osvaldo preocupado.

– Le devolveré el favor – respondió sarcástico antes de terminar el licor del vaso de un solo sorbo – esa persona me quitó toda mi vida, yo le quitaré la suya – Osvaldo solo negaba con su cabeza pensando en cómo ayudar a su primo y a su amiga, ambos con mucho rencor en sus corazones.

– Sí, ya me llegó la información del caso – respondió Samantha con su vista fija en la pantalla del computador – gracias, señor Marco – dijo antes de colgar la llamada y dejar su celular sobre el escritorio.

– ¿Sobre qué trata? – le preguntó Rocio al otro lado del escritorio.

– Asesino sutil – respondió Samantha concentrada en leer el caso – entra a casas de chicas solteras o divorciadas – hizo un gesto – tantas chicas muertas y ninguna soy yo – suspiró.

– Agradezco eso, lo agradezco mucho – dijo Rocio sinceramente extendiéndole el vaso de cartón lleno de café que tenía en sus manos. Samantha la miró con una pequeña sonrisa dándose cuenta del vaso.

– Muchas gracias – dijo casi en un susurro recibiendo el café y colocándolo en el escritorio – es un asesino nocturno, viola a sus víctimas y luego las asfixia. Es inteligente.

– ¿Por qué? – preguntó Rocio, estaba prestándole mucha atención.

– Estoy segura de que es el mismo asesino de las dos chicas que encontraron en un bosque fuera de la ciudad – respondió Samantha segura – claro que sí, así desviaba a la policía para hacerla creer que eran dos asesinos diferentes – Rocio estaba impresionada, Samantha era increíblemente analítica. 

Paper Hearts || Factor RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora