– Ella no lo tomó bien – le dijo Osvaldo en un suspiro – sabías que Samantha estaría allí, no debiste ir y enfrentarla así.
– Vi la oportunidad y la tomé – respondió aun con su vista fija en el techo de su departamento – quería ver con mis propios ojos que estaba bien.
– Sí, ahora quieres verlo todo – le dijo Osvaldo un poco molesto – sabes que ella te odia, Félix – el hombre se encogió de hombros.
– No me odia, odia que no haya evitado la muerte de nuestro hijo – respondió Félix moviendo nervioso su pulgar por el vaso de vidrio que tenía en su mano – ¿Acaso cree que a mí no me duele? – Osvaldo se encogió de hombros – cree que es la única que tiene derecho a sufrir.
– Tú no fuiste un gran apoyo cuando mi sobrino murió – respondió Osvaldo y en ese momento Félix lo miró fijamente, provocando una pequeña punzada en su cabeza – salías cada noche a cualquier bar a beber hasta desmayarte. Dejaste a Samantha sola en esos momentos así que no te hagas la victima ahora.
– Claro, todos del lado de Samantha porque ella era la madre – rió irónico – yo era el padre, Osvaldo. Adoraba a mi hijo, amaba a Samantha – suspiró dolido, arrepentido de tanto – nunca he dejado de amarla.
– Quisiera decir lo mismo por ella – respondió Osvaldo – pero tú y yo sabemos que eso ya no es así – Félix negó con su cabeza sonriendo un poco.
– No mencionar a mi ex – dijo recordando lo que pudo leer del cartel – siempre decía eso cuando peleábamos, le decía a Noah que papá era el ex de mamá – rió haciendo reír a Osvaldo por el recuerdo tan lejano pero a la vez tan cercano – los extraño, los extraño muchísimo – dijo antes de volver a tomar de su vaso de licor.
– Samantha y tú siguen inmersos en el recuerdo de Noah – dijo Osvaldo preocupado – primo, debes dejar de tomar y seguir. Están a punto de despedirte de nuevo.
– Estoy cerca – dijo seguro – estoy cerca de encontrar a la persona que me quitó a mi hijo y a mi esposa. Lo verás, Osvaldo. El fin de la vida de mi hijo solo inició una cuenta regresiva.
– Félix... – advirtió Osvaldo preocupado.
– Le devolveré el favor – respondió sarcástico antes de terminar el licor del vaso de un solo sorbo – esa persona me quitó toda mi vida, yo le quitaré la suya – Osvaldo solo negaba con su cabeza pensando en cómo ayudar a su primo y a su amiga, ambos con mucho rencor en sus corazones.
–
– Sí, ya me llegó la información del caso – respondió Samantha con su vista fija en la pantalla del computador – gracias, señor Marco – dijo antes de colgar la llamada y dejar su celular sobre el escritorio.
– ¿Sobre qué trata? – le preguntó Rocio al otro lado del escritorio.
– Asesino sutil – respondió Samantha concentrada en leer el caso – entra a casas de chicas solteras o divorciadas – hizo un gesto – tantas chicas muertas y ninguna soy yo – suspiró.
– Agradezco eso, lo agradezco mucho – dijo Rocio sinceramente extendiéndole el vaso de cartón lleno de café que tenía en sus manos. Samantha la miró con una pequeña sonrisa dándose cuenta del vaso.
– Muchas gracias – dijo casi en un susurro recibiendo el café y colocándolo en el escritorio – es un asesino nocturno, viola a sus víctimas y luego las asfixia. Es inteligente.
– ¿Por qué? – preguntó Rocio, estaba prestándole mucha atención.
– Estoy segura de que es el mismo asesino de las dos chicas que encontraron en un bosque fuera de la ciudad – respondió Samantha segura – claro que sí, así desviaba a la policía para hacerla creer que eran dos asesinos diferentes – Rocio estaba impresionada, Samantha era increíblemente analítica.
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Paper Hearts || Factor R
Fiksi PenggemarSamantha trabaja como abogada en una prestigiosa firma de abogados. Rocio acaba de graduarse de la escuela de derecho. Samantha no estaba interesada en nada más que en sus libros. Rocio no estaba interesada en nadie más que sí misma. Samantha odiaba...