Capitulo 9

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– Samantha – la llamó Rocio viendo cómo servía café que había sobrado del día anterior en una taza – no tienes que hacer eso, yo puedo prepararte más.

– No es necesario, gracias – respondió sin verla.

– Por favor, no quiero que estés molesta – pidió acercándose, quedando a centímetros de ella. Samantha volvió a poner la jarra de café en la barra para mirar a Rocio fijamente.

– Te conté lo de mi niño y lo menos que esperaba era apoyo de tu parte – le dijo sinceramente – en cambio, me dijiste que tengo que superar la muerte de mi hijo de tres años, ocho meses y dieciséis días – Rocio se sintió un poco mal – once horas y veintidós minutos – susurró – no le dio tiempo de despedirse de su mamá – tomó su taza de café para dirigirse a la mesa y así empezar su rutina leyendo las noticias, buscando alguna donde algún conductor esté involucrado, como cada mañana.

– No era mi intención que pensaras eso – suspiró caminando hacia ella, viendo cómo la ignoraba completamente – lo que traté de decir es que tu hijo merece verte feliz – Samantha rió irónica dirigiendo su mirada a ella.

– Cuando Noah murió – lo decía tan natural, tan normal y Rocio lo notó. A Samantha le dolía de sobremanera, pero nunca bajaba la mirada cuando hablaba de su hijo – cuando Noah murió, ¿Sabes qué pasó conmigo? – Rocio negó con su cabeza suspirando – mis padres me dijeron que nada de eso habría sucedido si nunca me hubiera casado con Félix – no lloraría, no en ese momento – mi hijo murió y mis padres me dijeron que nunca debí amar al padre. Luego en menos de un año yo ya estaba divorciada – volvió su vista a su café.

– ¿Y por qué sigues usando tu anillo de bodas? – preguntó directa sentándose también. Samantha la miró – ¿Por qué tú y tu esposo siguen usando sus anillos si según tú ya no lo amas? – Samantha suspiró.

– Tenemos que ir a trabajar – respondió antes de tomar un sorbo de café.

– Félix tenía razón, siempre prefieres huir de tus problemas que enfrentarlos – negó con su cabeza – cuando mi novio me dejó plantada yo no detuve mi vida para sentirme miserable cada día. Yo seguí adelante – no pudo evitar decir. Samantha sólo la miraba.

– Espero que la vida que tanto amas no te quite lo único que le da sentido – suspiró simplemente – ¿Podrías soportarlo?

– ¡Mi ex me dejó en el altar, Samantha! – sonrió sarcástica – arruinó mi presente, se llevó mi futuro ¿Y qué pasó conmigo? Entré a Harvard y superé mis problemas, a diferencia de ti – Samantha volvió a suspirar.

– Tienes razón, soy patética – respondió sarcástica – soy una patética mujer que sigue usando su anillo de casada después de su deprimente divorcio y muerte de su hijo – volvió a decir sarcásticamente – una patética mujer que escribe todos los malditos días los cuentos que le leería a su niño antes de dormir para llevarle uno cada mes al lugar donde su cuerpo está enterrado – sonrió sarcástica, un poco intimidante – yo no voy por la vida pidiendo lastima, Rocio. Tampoco presumiendo lo buena que soy superando problemas, a diferencia de ti – dejó de sonreír – nuestro dolor es diferente, tienes razón, pero no aceptaré que hables así de mi niño.

– Sólo digo la verdad – suspiró – entiendo que...

– ¡No lo entiendes! – soltó Samantha molesta – ¡No entiendes nada! – se levantó y sin más comenzó a caminar. Rocio de inmediato la siguió, de hecho incluso pudo ver cómo Samantha volvía a aquella habitación y siendo rápida pudo detener la puerta antes de que la cerrara. A Samantha ya no le importaba si Rocio entraba o no.

– Esta es... – susurró Rocio entrando. Samantha sólo tomó un pequeño cuadro que estaba en la cama y abrazándolo a ella se acostó.

– Es la habitación de Noah – susurró casi inaudible mientras cerraba sus ojos – no toques nada, por favor – pidió. Rocio asintió mientras silenciosamente pasaba su vista por el lugar. Era una habitación azul, completamente desordenada. Había juguetes y cosas en el suelo. Parecía que un tornado había pasado por allí, quizá un tornado de tres años, ocho meses y dieciséis días. 

Paper Hearts || Factor RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora