Me levanto a las seis como cualquier día, miro a mi alrededor, extrañado, ¿Dónde estoy?. Luego recuerdo, esta es mi nueva casa. Hoy es mi nueva vida.Me levanté resfregando mis ojos que aún no se daban cuenta que ya era de día, ellos estaban acostumbrados a la hora de Italia. Quien sabe que estarán haciendo mis amigos allá... Mis amigos...
Entro al baño y me lavo la cara con ese agua fría que despierta a cualquiera. Me puse una remera con mangas y un estampado con una calavera, unos jeans azules nuevos con unas zapatillas de cuerina blancas. Creo que es lo más formal que tengo.
Bajo a la cocina y ahí está Emilia, con el desayuno en la bandeja.
-Buenos días, hijo -sonrió -pensé que no ibas a despertar, te estaba por llevar el desayuno a la cama.
-Gracias, si querés dejalo en la sala que yo ya vengo -contesté y subí a buscar mi mochila, la cual había dejado en mi habitación.
Bajé nuevamente las escaleras y me senté en el sofá para tomar mi desayuno mientras miraba entretenidamente un partido de fútbol en Italia.
-Debes irte, llegarás tarde -avisó mi papá entrando por la puerta -abrígate antes de salir -me obligó.
Tomé mi campera, subí mi mochila a los hombros y salí. Saqué las llaves de mi auto y lo abrí, entré.Le dí dos vueltas a la palanca que hacía que la ventana se abriera. Prendí la radio y comencé mi ruta rumbo al colegio. El viento chocaba suavemente con mi cara y volaba mis pelos con ese cálido ambiente de primavera en Buenos Aires.
Estacioné mi auto a media cuadra del colegio. Tomé una gran bocanada de aire y suspiré.
Este día estaba comenzando.
Agarré mis pertenencias y bajé del auto cerrando la puerta despacio.Caminé esas cuadras y apenas iba llegando unos cuántos me miraban extrañados, pero luego seguían en lo suyo. Había chicos gigantes, musculosos, algunos rubios, castaños, morochos. Había chicas altas, la mayoría eran rubias pero de leeejos se notaban que estaban teñidas. Entré y me dirigí al casillero 152, el que me habían asignado. Puse la clave y guardé un par de libros que no me harían falta para las primeras clases. Cerré y continué caminando. Llegué al patio y me quedé mirando detenidamente a una chica que era totalmente distinta a las demàs: morochita, tenía ura remera lisa de color negro, un short de jean negro, plataformas rojas, una colita de costado simple que sostenía esos pocos cabellos, también tenía muchas -demasiadas- pulseras de gomita en una de sus muñecas. Estaba sentada contra un árbol, leyendo y con su mochila al costado.
-Ella antes no era así -me dijo un chico tocándome el hombro -nosé que le pasó...
-¿Como era antes? -pregunté
-Era amiga de todos, era una chica muy alegre, soñadora. Por cierto, soy Nicolás -dijo poniendo su mano.
-Peter -respondí estrechandolas.
Tocó el timbre.
-¿Qué clase tenés ahora?
-Un segundo -dije sacando los papeles -Biología.
-Vení, podés sentarte conmigo si querés. Llegué acá hace dos días, estoy solo -sonrió.
Así que entramos en la clase con el profesor Fernández.A los tres minutos de comenzada la clase entró ella, la chica:
-Espósito, llega tarde -la retó el profesor.
-Perdón, no encontraba mis horarios -se excusó ella con la cabeza agachada y sus libros en los brazos.
-Vaya a sentarse, que sea la última vez, Espósito.
Ella se sentó en un pupitre vacío atrás de nosotros.
-Hola, soy Peter. ¿Y vos?
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Ayúdame.
FanfictionNueva ciudad, nuevo colegio, nuevos amigos, nueva vida para Juan Pedro, alias Peter. Recién llegado de Roma con su familia por una nueva oportunidad que le han ofrecido a su padre. Es un chico común y corriente que con el paso del tiempo se encontra...